Al menos 470.000 personas en El Salvador tienen vínculos con las pandillas, según los cálculos del gobierno, lo que evidencia la profundidad con la que las pandillas se han arraigado en la sociedad salvadoreña y la amplitud de su impacto social.
Desde el inicio de la tregua entre las principales pandillas de El Salvador el año pasado, el ministerio de seguridad del país ha estado mapeando la pertenencia a las pandillas en todo el país, informó La Prensa Gráfica. El censo, que hasta ahora ha cubierto 184 de los 262 municipios de El Salvador, ha registrado 1.955 clicas - pequeñas unidades de pandillas locales - afiliadas a seis bandas principales.
Según las autoridades, cada clica tiene un mínimo de 15 personas, lo que significa que hay al menos 29.325 pandilleros en las calles. A esto se suman los 9.553 pandilleros que están encarcelados y los pandilleros que han sido deportados.
Para calcular el número de personas relacionadas con las pandillas, los analistas utilizaron una fórmula que incorporó los círculos familiares y sociales de los pandilleros, llegando a un total de 470.264 personas - que representan el 7,5 por ciento de la población de El Salvador.
Las cifras del informe representan un incremento sustancial en comparación a un estudio de 2008, llevado a cabo por el ministerio de seguridad y el Banco Mundial, el cual registró que en 2008 había unos 12.500 pandilleros en el país, que operaban en 381 clicas afiliadas a cuatro bandas.
Análisis de InSight Crime
Aunque el ministerio dice que la fórmula utilizada para calcular el número de miembros de las pandillas se basó en un estudio de las estructuras pandilleras, los cálculos realizados son, sin embargo, un tanto arbitrarios y las cifras deben tomarse con precaución.
No obstante, el estudio sin duda ayuda a destacar la escala y el alcance de la cultura de las pandillas en El Salvador, y muestra cómo los pandilleros inevitablemente conservan estrechos vínculos personales con las comunidades donde viven y operan.
En las zonas urbanas, donde las pandillas están activas, hay una tasa de pobreza del 34 por ciento, según un estudio de 2011, y muchas de las personas en estas comunidades pueden también depender de los ingresos ilegales de pandilleros como una forma de apoyo financiero, resaltando otra gran dificultad para arrancar de raíz la cultura pandillera.
Lo más inquietante es, sin embargo, el dramático aumento en el número de pandilleros. Si los municipios que aún no se han incluido se tienen en cuenta, entonces esto no sólo significa que aproximadamente uno de cada diez salvadoreños ya tienen alguna conexión o interés en las pandillas, sino que también esto aumenta año tras año.