La historia de un jugador de béisbol fugitivo de Cuba ilustra una ruta de tráfico de personas que va desde la isla comunista hasta Estados Unidos, y muestra cómo los brutales Zetas de México se pueden beneficiar de este comercio.
Según las revelaciones de LA Magazine, la estrella de los LA Dodgers, Yasiel Puig, viajó a Estados Unidos a través de México en 2012 con la ayuda de cubano-americanos y una red de tráfico de personas vinculada a Los Zetas.
La investigación informó que el cubanoamericano, Raúl Pacheco, basado en Miami, financió el negocio como parte de un acuerdo con Puig, que le otorgaría el 20 por ciento de los futuros contratos del deportista con las Grandes Ligas (MLB, por sus siglas en inglés). Al parecer, los traficantes pagaron un impuesto criminal -conocido como "piso"- a los Zetas para poder operar.
Según la investigación, esta ruta de tráfico es una común para los deportistas que emigran de Cuba buscando acuerdos más lucrativos con equipos deportivos estadounidenses, actuando como "agentes libres", en lugar de llegar a Estados Unidos y buscar ser elegidos por un equipo como principiantes.
Después de quedarse en una isla frente a la costa de la península de Yucatán durante un mes, mientras sus traficantes regateaban con el precio con Pacheco, Puig fue llevado a Ciudad de México, donde fue evaluado por un cazatalentos de los Dodgers que le ofreció un contrato por 7 años de US$ 42 millones, el más grande jamás ofrecido a un jugador de béisbol fugitivo de Cuba.
Análisis de InSight Crime
Aunque los informes posteriores han ofrecido versiones contradictorias sobre la participación de los Zetas en el viaje de Puig -el diario Excelsior incluso llegó a afirmar que los Zetas se habían hecho cargo de las rutas de tráfico de personas previamente administradas por la "Mafia cubano-americana". La conexión, simplemente, parece ser uno de los casos en que los Zetas cobran impuestos a las utilidades de la actividad criminal en zonas que están bajo su control -un elemento clásico del modus operandi del grupo, basado en control territorial y en franquicias criminales.
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Sin embargo, a pesar del nivel de participación de los Zetas, el caso pone de relieve cómo las regulaciones de la MLB pueden alentar el tráfico de personas, financiando a un violento cartel que es responsable de masivos envíos de drogas a Estados Unidos.
Como señala la investigación, los equipos de la MLB trabajan en un área legal gris, en la que requieren a los cubanos "establecer residencia" en un tercer país antes de poder ser negociados -algo que es poco probable que Puig haya hecho en el corto tiempo que pasó en México.
Los equipos envían cazatalentos a negociar contratos en México, y por lo tanto, son tácitamente cómplices de este comercio, planteando el interrogante de si el caso de Puig servirá como un llamado de atención para los directivos de la MLB.
Pero con una larga lista de casos similares de jugadores de béisbol cubanos y el historial de acción inadecuada de la MLB en el caso de otras prácticas controverciales, puede que sea necesaria la presencia de una autoridad superior que instituya el tipo de cambio necesarios para poner fin a este comercio.