La policía investigativa de Chile ha detenido a tres colombianos, presuntamente dedicados a la clonación de tarjetas de crédito; una prueba más de los crecientes problemas de robo de identidad y crimen basado en la tecnología en la región.
Policías del Departamento de Investigaciones Criminales de Carabineros (OS-9), detuvieron a tres ciudadanos colombianos en un banco de Santiago después de recibir información de los guardias de seguridad. Los sospechosos, al parecer, habían instalado un "skimmer" en un cajero automático del banco ese mismo día - este es un dispositivo que lee las bandas magnéticas o chips de las tarjetas bancarias para acceder a la información confidencial de la cuenta, lo que permite que la tarjeta sea luego duplicada-. Al momento de su detención, los sospechosos portaban tarjetas bancarias y “skimmers”, informó Terra.
Luego del arresto, la policía registró las residencias de los sospechosos, donde encontraron 42 tarjetas bancarias, al menos 10 dispositivos “skimmers” listos para su distribución y equipo relacionado, incluyendo micro-cámaras junto con más de US$6.000 en efectivo.
En base a la cantidad de elementos encontrados, la policía cree que el grupo era un importante distribuidor de skimmers para clonadores de tarjetas en Chile, donde las denuncias de fraude de tarjetas se triplicaron entre 2010 y 2012.
Análisis de InSight Crime
Los skimmers han sido, durante mucho tiempo, una herramienta popular para los criminales en todo el mundo. No obstante, este es sólo un ejemplo de la utilización de la tecnología con fines delictivos en Latinoamérica. El cibercrimen es también un sector en crecimiento y el "phishing" – la obtención ilegal de información personal en Internet - le cuesta a bancos latinoamericanos aproximadamente unos US$93 millones al año. Recientemente, México se ha convertido en un líder mundial del crimen cibernético, mientras que Brasil y Argentina también se han visto gravemente afectados por el problema.
La tecnología usada para actividades criminales puede ser muy lucrativo y difícil de rastrear, lo que lo convierte en una opción atractiva para los criminales y, aunque hay poca evidencia de que se haya convertido en una importante fuente de ingresos a gran escala para los grupos criminales, ha habido informes del reclutamiento de hackers para operaciones de cibercrimen por parte de carteles de la droga mexicanos.