La notablemente violenta ciudad hondureña de San Pedro Sula está a punto de implementar un nuevo sistema de videovigilancia, lo cual indica que las autoridades están dispuestas a probar nuevos métodos con el fin de mejorar la seguridad pública.

San Pedro Sula, la segunda ciudad más poblada de Honduras —y la más violenta del mundo por fuera de una zona de guerra— tiene previsto invertir entre US$4 y 7 millones en un sistema de vigilancia con cámaras que tiene como objetivo mejorar la seguridad pública, dijo a la prensa local el alcalde Armando Calidonio.

La inversión hace parte de un amplio proyecto de seguridad pública en el Valle de Sula, en el noreste de Honduras. Alrededor de 2.300 cámaras de seguridad serán instaladas en el Valle de Sula, de las cuales más de 1.500 estarán ubicadas en la ciudad.

Además de las nuevas cámaras, las autoridades planean crear un sistema telefónico de emergencia 911 y una estación de monitoreo central de video, que serán controlados por la fuerza de seguridad interinstitucional de Honduras, conocida como Fusina. El nuevo sistema de vigilancia estará acompañado por un aumento en la fuerza policial y en las patrullas vehiculares, dijo el ministro de Seguridad Julián Pacheco, sin dar más detalles.

Análisis de InSight Crime

Las autoridades hondureñas a menudo han defendido el enfoque de seguridad pública de “mano dura”, e incluso el presidente Juan Orlando Hernández se encuentra actualmente promoviendo el uso de una fuerza de policía militar fuertemente armada, conocida localmente como PMOP.

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Por desgracia, en Latinoamérica la militarización de la policía a menudo ha sido relacionada con un aumento en las violaciones de derechos humanos, al tiempo que ha fallado en abordar los problemas subyacentes que hacen que las ciudades de la región sean tan violentas.

Aunque las soluciones al crimen que hacen uso de la tecnología no representan necesariamente una ruptura frente a las políticas de mano dura, el nuevo sistema de vigilancia de San Pedro Sula puede indicar que algunas autoridades están buscando probar alternativas diferentes a las estrategias anteriores de línea dura.

Otra cuestión será reservar los fondos necesarios para mantener en marcha el nuevo sistema de cámaras de San Pedro Sula. La capital del país, Tegucigalpa, tuvo que apagar sus cámaras de vigilancia a principios de 2013 debido a una crisis fiscal.