El ministro de Gobierno de Bolivia ha declarado que la cocaína proveniente de su país representa menos del uno por ciento de la cocaína vendida en Estados Unidos, una cifra que probablemente es demasiado baja, pero que destaca el hecho de que la mayor parte de las drogas bolivianas que son exportadas abastecen un mercado diferente al estadounidense.
El ministro de Gobierno, Jorge Pérez, hizo este comentario en respuesta a un reciente memorando emitido por la Casa Blanca criticando a Bolivia y Venezuela por no cumplir con los acuerdos antinarcóticos, informó La Razón.
Añadió que la administración actual de Bolivia ha alcanzado una cifra récord de operaciones antidrogas y arrestos, y ha incautado una cantidad sin precedentes de pasta de cocaína. Pérez no presentó ninguna cifra que apoyara sus afirmaciones.
Los comentarios de Pérez se producen poco después de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, rechazó el informe emitido por la Casa Blanca, señalando que Estados Unidos ya no cuenta con la autoridad para examinar los esfuerzos antidrogas en su país.
Análisis de InSight Crime
Aunque la manera en que Pérez calculó la estadística del "uno por ciento" no es clara, sus afirmaciones reflejan el hecho de que Estados Unidos no es el principal mercado de Bolivia. La cocaína producida por Bolivia abastece principalmente los mercados domésticos de Brasil y Argentina, y en ocasiones sigue su camino hacia Europa.
Las autoridades estadounidenses estiman que el 80 por ciento de la cocaína de Estados Unidos proviene de Colombia, y fuentes de inteligencia internacionales han señalado a InSight Crime que alrededor del 12 por ciento proviene de Perú. Según estas cifras, aproximadamente el ocho por ciento de la cocaína del mercado estadounidense viene de Bolivia, una cifra significativamente superior al uno por ciento citado por Pérez -pero que sigue siendo baja.
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Los comentarios de Pérez son parte del “ojo por ojo” político en curso con Estados Unidos. El presidente Morales expulsó a la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) de Bolivia en 2008, después de acusar a la agencia de conspirar para derrocar a su gobierno. Desde entonces, en sus memorandos anuales sobre los países que juegan un papel principal en el tráfico y la producción de droga, la Casa Blanca ha señalado a Bolivia por no cumplir con sus obligaciones en la lucha contra el narcotráfico. Mientras tanto, el gobierno boliviano afirma que, por el contrario, el país ha aumentado las incautaciones de cocaína y realizado importantes avances en la lucha contra el narcotráfico desde que Morales asumió el poder en 2006.