Colombia está entrenando a varios soldados paraguayos en la lucha contrainsurgente, pese a las dudas sobre el rol de Colombia como exportador de políticas de seguridad en la región.
En 2014, cerca de 160 soldados paraguayos pertenecientes en su mayoría a las fuerzas especiales, recibieron entrenamiento del ejército colombiano informó El Espectador.
Aunque desde 2008 ya se realizaban programas de entrenamiento bilaterales, esta práctica adquirió mayor relevancia en Paraguay desde el 2013, cuando el presidente Horacio Cartes expidió una ley que permite el despliegue de fuerzas militares en el interior del país.
Esta decisión fue motivada por las acciones del EPP, la pequeña pero problemática guerrilla marxista paraguaya. Ambos gobiernos afirman que el EPP ha recibido entrenamiento del grupo guerrillero más grande de Colombia, las FARC, y que una facción de la guerrilla paraguaya conocida como la ACA se está estructurando de la misma manera que los insurgentes colombianos.
Varios funcionarios consideran que un intercambio paralelo de conocimientos entre las fuerzas de seguridad de Paraguay y Colombia es una respuesta natural ante estos hechos, informó El Espectador.
Análisis de Insight Crime
Más de 50 años de conflicto interno le han brindado a las fuerzas de seguridad colombianas una formidable reputación, razón por la cual este país busca convertirse en “exportador de seguridad” para Latinoamérica, en palabras del ex ministro de defensa Jorge Bedoya. Pero hay razones para dudar de que la experticia colombiana sea capaz de resolver los problemas de seguridad de otros países.
Las fuerzas armadas colombianas han cometido numerosas violaciones a los derechos humanos, incluyendo los más de 3.700 casos de presuntos “falsos positivos” —una práctica que consiste en reportar como bajas a civiles haciéndolos pasar como combatientes enemigos—. Hasta en 2014 se reportaron nuevos casos de falsos positivos.
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Adicionalmente, una gran parte de los éxitos militares de las fuerzas armadas colombianas contra las FARC durante la última década fueron posibles gracias a los cerca de US$10 mil millones provistos por Estados Unidos a través del Plan Colombia. De alguna manera, como Estados Unidos ha reducido su ayuda financiera para programas de entrenamiento de las fuerzas de seguridad en Latinoamérica, Colombia ha emergido como un reemplazo más asequible para realizar este tipo de entrenamientos.
Sin embargo, la falta de un control adecuado significa que se está gastando una gran cantidad de dinero y esfuerzo, sin saber si la experticia militar colombiana está realmente haciendo más efectivas las fuerzas de seguridad en otros países.