La reciente extradición de un líder guerrillero a Estados Unidos parece contradecir las declaraciones previas del gobierno y podría poner en riesgo las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC.
El 9 de marzo, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el ministro de Justicia Yesid Reyes aprobaron la extradición de Eduardo Cabrera, alias “El Cura”. Cabrera era uno de los líderes del Bloque Sur de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y estaba cumpliendo una sentencia de 16 años por cargos relacionados con el tráfico de cerca de 1.500 kilos de cocaína mensuales desde el departamento de Caquetá, en el sur del país, informó el medio regional Infobae. El Cura es hermano de José Benito Cabrera, alias “Fabián Ramírez”, quien hace parte del equipo negociador de la guerrilla en La Habana.
La extradición de Cabrera se presenta una semana después de que el presidente Santos afirmara que buscaría evitar la extradición de los jefes de las FARC a Estados Unidos. En sus declaraciones anteriores Santos dijo que extraditar a miembros de las FARC probablemente disuadiría a la guerrilla de llegar al acuerdo de paz que se negocia actualmente en La Habana. Los líderes de las FARC han planteado que sus actividades de narcotráfico y terrorismo tienen una naturaleza política, por lo que no estarían dispuestos a pagar condenas en la cárcel, ni en Colombia ni en el exterior.
Análisis de InSight Crime
El día previo a la extradición de Cabrera, el fiscal general de Colombia, Eduardo Montealegre Lynett, afirmó que las negociaciones de paz han avanzado y alcanzado “una etapa de no retorno”. Por otro lado, las reuniones entre generales del ejército colombiano y cabecillas de las FARC han sido calificadas como un punto de partida para un cese bilateral al fuego.
Sin embargo, el aparente cambio de opinión del gobierno colombiano en cuanto a la extradición es un recordatorio de que existe una grieta entre el estado actual de las negociaciones de paz y el escenario que el gobierno colombiano quisiera presentar.
El tema de la extradición puede significar un punto decisivo para las FARC en las negociaciones. Muchos jefes guerrilleros son requeridos por las autoridades de Estados Unidos, en gran parte por nexos con el narcotráfico, y muchos de ellos se encuentran actualmente en prisiones de ese país. Pero sin garantías de que no serán extraditados a Estados Unidos, es poco probable que los líderes de las FARC se comprometan completamente a llegar a un acuerdo de paz. Como Santos afirmó anteriormente, “nadie te va a entregar las armas para irse a morir a una cárcel norteamericana, eso es totalmente irrealista”.
Antes de la extradición de El Cura, los líderes de las FARC se mostraban cautos ante cualquier promesa realizada por el gobierno colombiano —especialmente luego de la reciente extradición del líder paramilitar alias “Julián Bolívar” a Estados Unidos, quien ya había cumplido tiempo en una prisión en Colombia y participó en el proceso de desmovilización de los paramilitares—.
Si bien Santos podría afirmar que la suspensión que prometió a las extradiciones de los jefes de las FARC a Estados Unidos sólo entraría en efecto después de la firma del acuerdo de paz, la extradición de Cabrera pone en riesgo la posibilidad de que esto pueda suceder.
ACTUALIZACIÓN: El 9 de marzo la agencia colombiana de noticias Colprensa informó que Colombia ha congelado la extradición de El Cura a Estados Unidos. El gobierno lo hizo por medio de una resolución firmada el 6 de marzo, en la cual declaró que Cabrera no sería entregado a Estados Unidos hasta que haya completado su condena en Colombia.
De cara al futuro, parece que Santos no está retrocediendo —por el contrario, él sigue firme con sus intenciones, enviando un fuerte mensaje al equipo negociador de las FARC de que el gobierno colombiano podría estar dispuesto a dejar de lado las solicitudes de extradición de Estados Unidos para los líderes guerrilleros—. Pero las FARC, sin duda, van a querer una garantía más fuerte de que la posible extradición de los líderes de las FARC no será determinada según las particularidades de cada caso y también queda el interrogante de cómo Estados Unidos —que ahora cuenta con un enviado a las conversaciones de paz— responderá si Colombia opta por ignorar sus solicitudes de extradición.
Elyssa Pachico actualizó este artículo