En medio de acaloradas discusiones entre Estados Unidos y Colombia por el aumento en la producción de alcaloides en el país suramericano, los representantes del gobierno colombiano dejan en claro que no cederán ante la presión estadounidense para endurecer sus nuevas estrategias antinarcóticos menos draconianas.
En su alocución del 19 de septiembre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente colombiano Juan Manuel Santos reiteró su opinión de que las estrategias de mano dura contra las drogas habían fracasado y que se lograrían mejores resultados con políticas más progresistas.
"He afirmado en muchas ocasiones que la guerra contra las drogas no se ha ganado y tampoco se está ganando, que necesitamos nuevos enfoques, nuevas estrategias", dijo Santos a la ONU.
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El presidente también mencionó la necesidad de "tener mente abierta... ser más inteligentes, más innovadores" en relación con las políticas antidrogas, probablemente en alusión a los programas de sustitución voluntaria de cultivos en Colombia, los cuales habían recibido sendas críticas por parte de funcionarios estadounidenses.
El año anterior se observó una producción récord de cocaína en Colombia, que ha hecho que el gobierno de Estados Unidos exprese en repetidas ocasiones su inquietud por la estrategia antinarcóticos en el país suramericano.
Las críticas de Estados Unidos a su viejo aliado han ido en aumento hasta tomar un cariz sorprendente en días recientes. El 13 de septiembre, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que su administración había "considerado seriamente" degradar a Colombia incluyéndolo en una lista de países que no cumplen las medidas antinarcóticos, junto a Bolivia y Venezuela.
El ministro colombiano de defensa Luis Carlos Villegas respondió a la advertencia señalando que Colombia va camino a lograr su ambiciosa meta de erradicación de cultivos de alcaloides. También declaró que Estados Unidos debería poner más de su parte en lo que respecta al control. Según Villegas, en 2016 Colombia decomisó 44 veces la cantidad de cocaína interceptada por las autoridades estadounidenses.
Análisis de InSight Crime
Los comentarios de Santos, que hacen eco a los que ya ha hecho anteriormente, deben considerarse a la luz del actual desacuerdo en materia de políticas de drogas entre Colombia y Estados Unidos, que es quizás su aliado más importante en el globo.
Si bien altos funcionarios de la administración Trump han admitido la responsabilidad de su país como importante mercado para los estupefacientes, la retórica sobre cómo enfrentar este problema ha sido inconsistente, y hasta el momento se ha traducido en políticas internas muy enfocadas en las tradicionales estrategias antidrogas más que en métodos más progresistas.
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Esta inclinación por una política de mano dura en las iniciativas antinarcóticos también se observa en el ámbito internacional, lo que genera tensión no solo con Colombia, sino también con México, otro aliado clave de Estados Unidos.
Entretanto, el gobierno colombiano se ha mantenido firme en su defensa de sus nuevas políticas, que incluyen su controvertido alejamiento de estrategias anticuadas y a la larga ineficaces, como la fumigación aérea de cultivos. Y hasta ahora, la administración Santos no ha dado muestras de tener intenciones de abandonar su nueva prioridad: la erradicación voluntaria de cultivos, a pesar de que Estados Unidos declare que no respaldará el programa.
Así las cosas, la administración Santos se acerca a su fin. Si llegan al poder otras facciones políticas en las elecciones presidenciales del año próximo, es posible que tengan mejor disposición a acomodarse a los intereses de Estados Unidos.