El gobierno colombiano ha anunciado una nueva estrategia, en la que busca ofrecer títulos de propiedad a los cultivadores de coca a cambio de que abandonen sus cultivos ilícitos, una medida audaz, pero que no tiene en cuenta las opciones de lo que los agricultores pueden cultivar y vender en su lugar.
En la actualidad alrededor del 60 por ciento de los cultivadores de coca no son propietarios de la tierra en la que cultivan, según Javier Flórez, director de un programa del gobierno contra los cultivos ilícitos.
El gobierno ahora planea ofrecer títulos de propiedad a los agricultores si se comprometen a no volver a sembrar coca luego de la erradicación de las cosechas, lo que sucede actualmente en el 42 por ciento de los casos, informó el diario El Tiempo. Según Flórez, la estrategia tiene como objetivo incentivar a los agricultores a abandonar el cultivo de coca y, para asegurarse de que entonces sólo tengan cultivos legales, se garantiza la pérdida del título si se encuentran cultivos de coca nuevamente.
El programa ya está en marcha en el departamento (provincia) de Vichada y el gobierno busca aplicarlo ahora en Meta, Nariño y Putumayo.
Análisis de InSight Crime
La propuesta del gobierno es una estrategia interesante que no sólo combina el enfoque de la zanahoria y el garrote sin recurrir a castigos judiciales, sino que también reconoce una problemática en la cuestión de las tierras que va al centro de la razón de por qué tantos pequeños agricultores recurren a los cultivos de coca.
No obstante, lo que no tiene en cuenta es el aspecto económico de la cuestión. Como se ha demostrado a través del incumplimiento sistemático de los programas de sustitución de cultivos, es extremadamente difícil encontrar cultivos legales para sustituir la coca.
Los agricultores no sólo requieren de un cultivo que produzca rendimientos suficientes y confiables, sino que también requieren acceso a los mercados, lo que a menudo resulta ser extremadamente difícil en las zonas rurales aisladas donde la coca se cultiva. Los agricultores que tienen cultivos legales también están sujetos a los caprichos de los mercados mundiales de productos básicos y pueden quedar financieramente destruidos por caídas en los precios.
Por el contrario, la coca es una planta de altos y resistentes rendimientos, siempre hay un mercado y precio estables, y el comprador es feliz de buscar al productor. Si el gobierno no ayuda a los agricultores a encontrar un cultivo legal viable para plantar en sus tierras tituladas y que pueda competir en estas condiciones, entonces es poco probable que el plan sea exitoso a largo plazo.