Los votantes en Colombia han reelegido al actual presidente Juan Manuel Santos, cuya plataforma electoral estuvo centrada en continuar el proceso de paz con los grupos guerrilleros del país, aunque cualquier acuerdo de paz podría estar todavía muy lejos.
El 15 de junio, Santos fue reelegido con 7.816.986 votos -sólo un poco más del 50 por ciento de los votos registrados- derrotando a Óscar Iván Zuluaga, el candidato que representaba al partido Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, quien recibió el 45 por ciento de los votos.
La victoria de Santos garantiza la continuación del proceso de paz que el gobierno ha estado llevando a cabo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde octubre de 2012, y las conversaciones de paz preliminares en curso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que fueron anunciadas formalmente cinco días antes de la elección. Zuluaga, por su parte, había dicho que suspendería las negociaciones de paz si ganaba, a menos que las FARC acordaran un cese al fuego unilateral.
Análisis de InSight Crime
A pesar de la reelección de Santos, cualquier acuerdo de paz con las FARC o el ELN está lejos de estar garantizado. La delgada victoria de Santos sobre Zuluaga sugiere que el país sigue dividido sobre las conversaciones de paz, y dado que cualquier eventual acuerdo será sometido a referéndum, Santos tendrá que construir un amplio apoyo para el proceso de paz.
Para consolidar dicho apoyo, el presidente puede verse tentado a acelerar las negociaciones y presionar por un acuerdo con las FARC a finales de 2014. Sin embargo, habría numerosos obstáculos para realizar tal movimiento.
Las FARC y el ELN podrían aprovecharse de la reelección de Santos para moverse a un ritmo más lento y hacer demandas adicionales. Como ha señalado El Tiempo, las FARC probablemente querrán asegurar que las políticas del segundo periodo de Santos sean favorables para los acuerdos que ambas partes han llegado sobre la reforma agraria, la participación política y las drogas ilegales.
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Tampoco está claro cuánto progreso en realidad se ha hecho en la mesa de negociación. Mientras los funcionarios colombianos han llevado al público a creer que los tres puntos en la agenda ya han sido resueltos, algunos elementos muy controvertidos aún deben ser discutidos. Los negociadores han dicho en el pasado que no se firmará ningún acuerdo hasta que se alcance un acuerdo sobre todos los puntos.
El proceso de paz se complica aún más por el hecho de que los elementos de las FARC y el ELN están muy involucrados en el comercio ilegal de drogas. Aunque el grupo se ha comprometido a cortar todos los vínculos con organizaciones de tráfico de drogas, una vez se finalice el acuerdo, algunas unidades podrían rechazar la desmovilización y entrar en el negocio por sí mismos.