Un total de 18 conductores de autobús han sido asesinados en una región de Guatemala desde 2012; un indicio de los peligros que enfrentan los trabajadores de la industria del transporte en la región.
Una asociación de trabajadores de transporte, ATRUCH, con sede en la capital del departamento (provincia) oriental de Chiquimula, ha pedido a la policía mejor protección después de la muerte de 12 conductores el año pasado y seis más en los primeros cuatro meses del 2013, informó Prensa Libre.
El presidente de ATRUCH dijo que muchos de los homicidios estuvieron relacionados con la extorsión, y agregó que la policía no ha realizado arrestos en ninguno de los casos.
Según Prensa Libre, el gobernador de Chiquimula, dijo que una investigación policial determinó que los homicidios se debieron a disputas entre empresas de transporte rivales, y no tenía nada que ver con la extorsión.
En un caso que ilustra los tipos de presiones que enfrentan los trabajadores de transporte, el conductor Mario Hernández le dijo al periódico que había recibido amenazas por parte de presuntos delincuentes que exigían el pago 50 quetzales (unos US$6,40) diarios o iba a ser asesinado. Teniendo en cuenta los otros costos de los cuales es responsable - incluyendo la compra de gasolina - sólo le quedaban 60 quetzales (unos US$,70) como salario diario personal, dijo Hernández. Esto no es suficiente para cubrir el pago de la extorsión y mantener a su familia, por lo que renunció a su trabajo, agregó.
Análisis de InSight Crime
Como informó anteriormente InSight Crime, podría decirse que los grupos criminales han hecho que conducir un autobús en Guatemala sea una de las profesiones más peligrosas del mundo. La extorsión es una fuente de ingresos importante para las bandas más grandes del país, la Mara Salvatrucha y Barrio 18, así como las muchas organizaciones más pequeñas, y el transporte público es el objetivo más común. Los conductores en miles de rutas en todo el país se ven obligados a pagar un promedio de 400 quetzales (unos US$51) por semana. La negativa a pagar trae consecuencias mortales - entre 2007 y 2011, más de 500 conductores fueron asesinados en incidentes violentos -.
El problema no se limita a Guatemala - conductores en El Salvador, Honduras y Colombia se enfrentan a amenazas similares. No obstante, no es sorprendente que Chiquimula tenga que estar luchando para mantener seguros a sus trabajadores de transporte - el departamento es el más violento del país, registrando una tasa de homicidios de 89 por cada 100.000 habitantes el año pasado -.