El tráfico de colmillos de jaguar de los parques naturales de Bolivia hacia China ha desatado la preocupación de que los contrabandistas asiáticos estén incentivando esta actividad ilegal.
Entre 2014 y 2016, las autoridades bolivianas han decomisado 800 colmillos de jaguar, una señal de la muerte de alrededor de 200 animales, según el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente (FOBOMADE). Los colmillos debían traficarse a China.
Los informes de FOBOMADE afirman que el actual número de jaguares muertos amenaza con alcanzar niveles comparables a los de la década de 1980, cuando la cacería aún era legal. Esto se da a pesar de una campaña adelantada a lo largo de 30 años para detener dicha práctica en las áreas forestales protegidas. La mayoría de decomisos de colmillos de jaguar se han realizado en las reservas naturales vecinas de Madidi y Pilón Lajas, declaró Teresa Pérez, Directora General de Biodiversidad y Zonas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia.
Quienes trabajan para proteger a los jaguares han informado que algunos ciudadanos chinos son los responsables de la caza furtiva.
"Mientras el turismo creció y se concienció a la gente sobre la preservación y el cumplimiento de las leyes, hubo muy pocos casos" de caza de jaguares, dice el activista Daniel Manzaneda. "Pero desde la llegada de los chinos están matando a decenas, además de ocelotes, serpientes y quién sabe qué especies más".
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En mayo de 2016, se dice que un ciudadano chino contrató una cuña radial en el municipio de Rurrenabaque —cerca de Madidi— en la que ofrecía comprar colmillos de jaguar por US$100 la pieza. Más adelante fue arrestado y se le decomisaron seis colmillos. En 2014, se encontró también a otro ciudadano chino en Rurrenabaque con 300 colmillos, aunque no se encuentra en la cárcel actualmente.
Estas reservas naturales son muy extensas y por lo general carecen de protección. Mientras que en 1997 había 25 guardabosques en las reservas de Pilón Lajas y Madidi, hoy en día solo 12 cubren la extensión de 40.000 hectáreas, y lo hacen mal pagos y sin recursos.
Una de las rutas de tráfico de vida silvestre que se han detectado en Madidi pasa por el pueblo de Ixiamas de camino a Perú.
"Más allá de Ixiamas es prácticamente tierra de nadie", contó un agente de la policía local. "Mafiosos brasileños y peruanos entran cuando quieren y trafican con lo que quieren; ahora también se ve a chinos —no sé si serán competencia o tendrán acuerdos".
Según Pérez, nueve ciudadanos chinos y dos bolivianos se encuentran en juicio por el tráfico de jaguares. En enero, el Ministerio de Medio Ambiente informó que en últimos 10 años se han abierto 60 casos de tráfico de vida silvestre.
Análisis de InSight Crime
El tráfico del jaguar en Bolivia podría ser evidencia de que el crimen organizado chino está expandiendo sus tentáculos al tráfico de vida silvestre de Latinoamérica. No cabe duda de que la demanda china por comida y otros artículos exóticos es una fuerza detrás de que ahora hay una de las mayores economías criminales del mundo. Los colmillos de jaguar tienen gran valor en la medicina asiática tradicional. Varios países latinoamericanos alimentan el mercado negro chino, entre ellos México, Perú y Ecuador con sus ofertas de productos marinos prohibidos.
Más aún, existen indicios de que la presencia de las mafias chinas aumenta en la región. Las autoridades de Bolivia y otros países suramericanos han detectado las redes chinas de trata humana. Y con el ahondamiento de los lazos políticos y económicos entre China y Latinoamérica, es posible que los grupos criminales chinos presentes en la región ahonden sus nexos con su patria.
Es difícil entender el verdadero alcance de las mafias chinas en Latinoamérica, pero lo notorio es que el modus operandi de estos grupos es discreto.