España ha devuelto 691 artefactos indígenas a Colombia que fueron contrabandeados fuera del país por un lavador de dinero del narcotráfico; una historia de la vida real que hace eco a la trama de la novela mejor vendida internacionalmente "El Jilguero".
Las piezas de arte precolombino -que incluyen urnas funerarias, instrumentos musicales y esculturas de cerámica- fueron sacadas de Colombia por un reconocido lavador de dinero, cuyos servicios fueron empleados por traficantes de drogas, dijo la Embajada de Colombia en Madrid a la BBC.
Los artefactos habían sido confiscados por las autoridades españolas en una operación antidrogas en 2003, informó RT. Estas piezas fueron conservadas en el Museo de América de Madrid durante el procedimiento, y luego fueron entregadas a Colombia después de un fallo judicial en junio, que fue el resultado de una larga disputa legal sobre los derechos de propiedad, informó la BBC. Muchos de los artículos se remontan a 1400 AC.
Análisis de InSight Crime
A menudo hay un sorprendente solapamiento entre los mundos criminales altamente especializados de robo de artefactos y arte y los pesos pesados del hampa en el tráfico de drogas; una conexión que recientemente apareció en la novela ganadora del Premio Pulitzer de Donna Tartt en 2013 "El Jilguero", en la que un joven recoge una famosa obra de arte de las ruinas de un museo bombardeado y la pintura luego es comercializada entre narcotraficantes internacionales.
Al igual que en el libro, el robo de productos culturales puede estar directamente vinculado con el tráfico de drogas como una forma de lavar el dinero de la droga -como pudo haber ocurrido en este caso- o como garantía en las transacciones de drogas, ya que las obras de arte son relativamente fáciles de contrabandear y son valiosas en los mercados internacionales. En México, el robo de objetos religiosos se ha convertido en una fuente de ingresos importante para los grupos criminales que han diversificado sus actividades, y el 42 por ciento de esos robos presuntamente ha estado vinculado con el crimen organizado.
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Sin embargo, incluso como un delito independiente, el robo y el tráfico de artefactos antiguos y de valiosas obras de arte es un comercio en expansión y lucrativo. Cientos de miles de crímenes de arte se producen cada año, mientras el comercio de artefactos culturales se estima que produce ganancias de hasta mil millones de dólares al año. Según las autoridades ecuatorianas, un solo artefacto antiguo del país puede valer hasta US$8.000 en el mercado negro internacional.
Una vez traficadas, las piezas culturales robadas son difíciles de recuperar debido a la falta de una legislación adecuada en algunos países, y a que los compradores afirman desconocerla.