Varias denuncias obtenidas de narcotraficantes arrestados y autoridades locales revelan que la corrupción policial es generalizada en Tijuana, según un informe del periódico de investigación informativa Zeta, lo cual se suma a la lista de preocupantes problemas de seguridad en la fronteriza ciudad del norte de México.
Tras su arresto en mayo de 2015, los hermanos Rafael Manuel y Roberto Carlos Toscano Rodríguez afirmaron que un jefe de la policía estatal les había dicho que "El Pablito", un supuesto narcotraficante, estaba al mando y que el grupo "La Barredora" estaba a cargo de hacer obedecer sus órdenes, según informó el periódico tijuanense Zeta. Según el diario, los hermanos dijeron que La Barredora estaba conformada por miembros de las policías municipales y estatales.
El 6 de febrero de este año, junto al cuerpo de un joven no identificado se encontró una nota amenazante firmada por La Barredora. Según Zeta, desde principios del 2015 estos tipos de mensajes firmados por La Barredora han aparecido regularmente en el norte de Tijuana, donde se ha desencadenado una violenta guerra territorial entre grupos criminales rivales.
Las autoridades locales le dijeron además a Zeta que se ha detectado a funcionarios municipales de al menos tres delegaciones de policía "dando cortesías y recibiendo dinero de los criminales" a nombre de sus superiores.
En entrevista con Zeta, Francisco Vega de Lamadrid, gobernador de Baja California, dijo que la fiscalía está investigando el asesinato, en noviembre de 2015, de un policía municipal de quien se sospecha que estuvo involucrado en un robo de droga presuntamente llevado a cabo por las fuerzas de seguridad de Tijuana.
Análisis de InSight Crime
Si estas acusaciones son ciertas, son un indicio de que la corrupción está profundamente enraizada en las fuerzas de policía estatales y municipales de Tijuana. Lamentablemente, la corrupción policial es sólo parte de una problemática mayor que da cuenta del constante empeoramiento de las condiciones de seguridad en la ciudad norteña.
Aunque la violencia ha disminuido en muchas partes del norte de México en los últimos años, en Tijuana ocurre lo contrario. En 2012, la ciudad registró una tasa de homicidios de 28 por cada 100.000 habitantes, una tasa menor que la de algunas ciudades de Estados Unidos en esa misma época. Pero la tasa de homicidios de Tijuana rondó los 30 por cada 100.000 habitantes durante los siguientes dos años, para luego alcanzar los 39 por cada 100.000 el año pasado, a pesar de que otras ciudades norteñas experimentaron enormes avances en cuanto a seguridad. Ciudad Juárez, por ejemplo, fue la capital mundial del crimen en el 2010, pero el año pasado ni siquiera llegó a estar entre las 50 ciudades más peligrosas, según una organización no gubernamental mexicana.
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Los posibles cambios en la dinámica criminal de Tijuana son una preocupación adicional. Se cree que el hampa de Tijuana es controlada por el Cartel de Sinaloa, pero el reciente descubrimiento de un narcotúnel presuntamente operado por el violento Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) sugiere que se estaría gestando un conflicto por las valiosas rutas de tráfico de esta ciudad hacia Estados Unidos.