Grupos de narcotraficantes transnacionales están dando a conocer cada vez más su presencia en el norte de Argentina, donde los cruces fronterizos no monitoreados y las rutas de tránsito bien establecidas han creado un ambiente ideal para que los traficantes internacionales expandan sus negocios.
Según una investigación de Clarín, transportadores mueven pequeñas cantidades de cocaína a través de un barranco que sirve de frontera entre Yacuiba en Bolivia y Salvador Mazza, en la provincia de Salta, al norte de Argentina. Una vez se compilan en cargamentos más grandes, la cocaína se mueve en compartimentos ocultos de vehículos hacia las bases establecidas de las organizaciones en Córdoba, Santa Fé y el área metropolitana de Buenos Aires, de donde gran parte de ella está destinada a España y Portugal. Algunos pequeños narcovuelos de Bolivia y Paraguay también dejan las drogas en Salta.
La investigación detalla el descubrimiento de dos "montañas" de hoja de coca en un laboratorio de cocaína en la localidad de El Sauzal, al norte en Salta, aunque señala que las hojas se procesan generalmente en Bolivia o Perú.
Según señaló Clarín, muchas de estas operaciones están vinculadas al Cartel de Sinaloa de México o grupos colombianos, tales como los Rastrojos. Claudio Izaguirre de la Asociación Antidrogas de Argentina identificó seis carteles que operan en Argentina, entre ellos los colombianos en Rosario, los mexicanos en el norte de Buenos Aires, y los bolivianos a lo largo de la ruta del norte a través de Salta.
Análisis de InSight Crime
El aumento de la demanda interna y los controles relativamente laxos han hecho de Argentina uno de los destinos más atractivos de Suramérica para las organizaciones transnacionales de narcotráfico. Argentina sirve como un importante punto de transbordo para la cocaína que tiene como destino a Europa, mientras que sus altas tasas de consumo han hecho de las ventas internas un negocio también rentable.
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El país ha visto el crecimiento de las redes de tráfico, tanto a nivel micro como macro. A medida que la demanda interna ha crecido, las redes de microtráfico, algunas a cargo de familias, han surgido en muchas de las ciudades más grandes. Al mismo tiempo, las organizaciones transnacionales como el Cartel de Sinaloa han seguido fortaleciendo su presencia en el país, particularmente en la ciudad de Rosario, que se ha convertido en uno de los epicentros del narcotráfico en Argentina.
El descubrimiento de un laboratorio en el norte de Argentina parece ser una migración natural, aprovechando el acceso a las hojas de coca y los precursores químicos proporcionados por la infame Ruta 34, la "ruta blanca" para el tráfico de la cocaína. Las autoridades también han desmantelado un número creciente de laboratorios de procesamiento de drogas en otras partes de Argentina, lo que sugiere que los grupos narcotraficantes pueden estar moviendo los lugares de producción más cerca de los puntos de venta y exportación.