Cuando los productos subsidiados se encuentran disponibles en los supermercados de Venezuela, redes de soldados rasos conocidas como “bachaqueros”, acaparan y vacían las estanterías y luego venden los bienes a precios mucho más altos en el mercado negro; un fenómeno que resalta la flexibilidad con la que los criminales se aprovechan de cualquier oportunidad para ganar dinero.

Los bachaqueros son personas que compran y almacenan productos de los supermercados para venderlos en el país o llevarlos de contrabando a Colombia. Según Los Angeles Times, estos se valen de las redes sociales, informantes y motocicletas para llegar con rapidez a los supermercados en los que hay disponibilidad de productos con alta demanda, e incluso ofrecen el servicio de domicilio a los compradores potenciales.

Inicialmente pensada como una estrategia para controlar la inflación, el estricto control a los precios de los bienes de consumo básico ha generado extensas filas, escasez de productos y una presencia generalizada del ejército en los supermercados. El precio en el mercado negro de los bienes básicos es generalmente superior en un 400 o 500 por ciento al subsidiado por el gobierno, lo cual es aprovechado por las redes de bachaqueros para obtener significativas ganancias económicas, según el Diario Las Américas.

Un bachaquero dijo al portal de noticias Noticia al Día que los productos más rentables para contrabandear son los que cuentan con altos subsidios gubernamentales: arroz, azúcar, leche, detergente y harina.

En los estados fronterizos con Colombia, donde el contrabando florece, la presencia de los bachaqueros es particularmente evidente. Los productos alcanzan precios más elevados en centros de contrabando como la ciudad de Cúcuta, la cual no tiene control sobre los precios ni las divisas, como InSight Crime informó en septiembre.

En un video obtenido por el Diario Panorama, los bachaqueros acaparan los productos justo frente a los clientes, provocando la ira de muchos de ellos.

YouTube video

Análisis de InSight Crime

Si bien las bandas de bachaqueros demuestran cierto grado de adaptabilidad frente a las cambiantes condiciones del mercado —como el desarrollo de grandes redes de contrabando de gasolina, alimentos y medicamentos entre Colombia y Venezuela— el gobierno ha seguido implementando las mismas políticas que permitieron el surgimiento de este mercado negro.

En marzo, el presidente Nicolás Maduro anunció la instalación de 20.000 escáneres de huellas digitales en los supermercados de todo el país; un sistema diseñado para monitorear las compras y prevenir el acaparamiento de productos.

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Maduro también ha culpado a las empresas privadas por la existencia de un mercado negro para los bienes básicos, diciendo que los supermercados y farmacias venden las importaciones subsidiadas a contrabandistas y comerciantes del mercado negro. De hecho, dos empresarios de una cadena de farmacias fueron arrestados en febrero por el presunto acaparamiento de medicamentos.

El contrabando de alimentos también ha sido relacionado con redes criminales colombianas como Los Urabeños y Los Rastrojos, así como con grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que incluso han sido acusadas de contrabandear carne para lavar dinero.

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