Los grupos criminales organizados están sacando provecho de la reconstrucción que fue puesta en marcha tras el paso de los huracanes en el estado de Guerrero, al occidente de México. Los criminales locales están empleando una táctica anticuada, al estilo de la mafia, para ejercer control sobre la vida civil en su búsqueda de nuevas fuentes de ingresos.

Un informe realizado por el diario mexicano Reforma ha revelado la forma como los grupos criminales están extorsionando a empresas constructoras involucradas en los esfuerzos de reconstrucción, tras el paso el año pasado de los huracanes Manuel e Ingrid. También están obligando a las empresas a alquilar la maquinaria y a comprar los materiales de construcción de ellos, así como a emplear sólo a los trabajadores de determinados sindicatos.

Alfredo Adame Arcos, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), dijo a Reforma que los grupos criminales estaban reclamando entre el 5 y el 10 por ciento del costo del contrato en los proyectos de reconstrucción.

Según Adame, cuando las empresas se niegan a aceptar sus demandas, los grupos criminales secuestran a los empleados y familiares y roban los vehículos de la empresa. CMIC ha registrado 33 de los llamados secuestros “express” -donde las víctimas son retenidas durante horas mientras se pagan los rescates o responden a las demandas- de los trabajadores en los proyectos de reconstrucción.

El acoso por parte de los grupos criminales ha llevado a detener la construcción de escuelas y un puente, y hasta ahora ha provocado que al menos dos empresas hayan abandonado sus proyectos en Guerrero.

Análisis de InSight Crime

La extorsión a las empresas de construcción es un hecho común en México y en otros países de la región que tienen una fuerte presencia del crimen organizado, como Colombia y Perú.

Sin embargo, las tácticas empleadas por los grupos criminales en Guerrero van más allá de esto, y recurren al uso de la violencia y la intimidación para obtener beneficios en múltiples niveles, de una manera que recuerda más a las organizaciones mafiosas tradicionales que a las redes modernas de tráfico de drogas.

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Esto es indicativo de la tendencia a la diversificación de las fuentes de ingresos criminales; un patrón que es común en todo México. Una de las principales causas de esta diversificación es la fragmentación del crimen organizado. A medida que los grupos se dividen en facciones más pequeñas, localizadas e independientes, éstas suelen ser menos capaces de depender de las ganancias del narcotráfico ya que no cuentan con la coordinación y la presencia geográfica para controlar los sectores importantes de la cadena de suministro de drogas.

Guerrero es un excelente ejemplo de esto. Es uno de los estados más violentos de México. Los grupos criminales que se disputan el control no son los grandes carteles, sino grupos disidentes y remanentes de organizaciones otrora poderosas, como la Organización Beltrán Leyva (OBL).