Según informes, los grupos criminales están robando y vendiendo partes de torres de alta tensión en el norte de México, siendo este otro ejemplo de que las organizaciones criminales están buscando nuevas fuentes de ingresos en medio de la fragmentación del hampa del país.
Según la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de México, los grupos criminales están robando partes de torres de alta tensión para revenderlas en el mercado negro o como chatarra, informó El Universal. Desde 2010 hasta mayo de 2014, aproximadamente 90 toneladas de metal fueron robadas en los estados de Tamaulipas, Nuevo León, y Coahuila, al norte de México –donde según informes, este crimen es más común. Durante este período, los robos costaron a la CFE cerca de US$1 millón.
Según información recolectada por seis oficinas regionales de la CFE, 2012 fue de lejos el año en el cual fue robada la mayor cantidad de metal -66 toneladas. En lo que va de este año, los grupos criminales han robado tres toneladas de metal a la CFE.
Debido al conocimiento técnico necesario para desarmar las torres de alta tensión, funcionarios de la CFE dijeron a El Universal que sospechaban que actuales o antiguos empleados de la CFE podrían estar asistiendo a los grupos criminales en los robos.
Análisis de InSight Crime
El robo de metal en el norte de México es un ejemplo de los esfuerzos de los grupos criminales para encontrar fuentes alternativas de ingresos a medida que se fragmenta el paisaje criminal del país. En los últimos años, los principales carteles de la droga han engendrado numerosas facciones más pequeñas, lo que ha llevado a los grupos criminales a recurrir a la economía local como una fuente de ingresos. Junto con la extorsión, el secuestro y la minería ilegal, algunos grupos están recurriendo al robo de recursos naturales, lo que requiere menos complejidad logística y mano de obra que las operaciones transnacionales de tráfico de drogas.
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Aunque El Universal no especifica el nombre de los grupos criminales involucrados en los robos, la concentración geográfica de éstos sugiere la posible participación de los Zetas. La división en el liderazgo de los Zetas en 2012 -junto con la pérdida de miembros de alto rango del grupo- ha estimulado la fragmentación del cartel en células aisladas que operan de manera semiindependiente. Hay evidencia de que facciones Zetas están recurriendo a actividades tales como el robo de combustible y a la minería ilegal de carbón como fuente de ingresos.
Otros grupos criminales mexicanos también han diversificado sus fuentes de ingresos. El Cartel del Golfo al parecer está fuertemente involucrado en el robo de combustible en Tamaulipas, y los Caballeros Templarios han sido vinculados a las exportaciones ilegales de hierro y a la toma de madera ilegal. Los grupos criminales más nuevos, como Guerreros Unidos -un grupo escindido de la Organización Beltrán Leyva (OBL)- dependen en gran medida del secuestro y la extorsión.