El número de menores enjuiciados por delitos relacionados con pandillas en El Salvador creció más del 50 por ciento el año pasado, lo cual reaviva el debate sobre si los niños deben ser tratados como adultos por cometer delitos graves.
Según cifras del Departamento de Estadística de la Procuraduría, divulgadas por EFE, entre enero y septiembre de 2015, un total de 1.207 pandilleros menores de 18 años fueron enjuiciados en El Salvador, en comparación con 793 en todo 2014, lo que indica un aumento del 52%, a pesar de que aún falta un trimestre de este año.
Según documentos oficiales, todos los pandilleros procesados, con excepción de algunos pocos, estaban vinculados a las principales pandillas del país, o "maras": 616 miembros de la Mara Salvatrucha (MS13) y 587 miembros de las diversas facciones de Barrio 18.
El aumento de estos juicios ocurre en un contexto de creciente violencia y de una crisis de seguridad relacionada con las maras, las cuales suelen utilizar menores de edad para realizar actividades que van desde tareas básicas, como la recolección de pagos de extorsiones, hasta trabajos más riesgosos y violentos, como la comisión de asesinatos. Como respuesta, representantes del partido de oposición ARENA han propuesto reformas a la Ley Penal Juvenil, que busca tratar como adultos a los menores de edad (entre 14 y 18 años) por delitos vinculados a la actividad de las pandillas, como terrorismo, posesión de armas de guerra y concierto para delinquir, según informó La Página.
En apoyo a la propuesta, la representante de ARENA Patricia Valdivieso declaró: "Los menores en ambiente delictivo saben que no serán tratados como adultos y cometen barbaridades escudados en su edad".
Análisis de InSight Crime
El Salvador está en camino a convertirse en uno de los países más peligrosos del mundo en 2015, sino en el más peligroso, debido principalmente a las maras y a los intentos de las fuerzas de seguridad por detenerlas.
En medio de este conflicto se ha presentado un aumento en el enjuiciamiento de pandilleros tanto adultos como menores (el número de acusados ha aumentado de 13.779 en 2014 a 15.368, según La Prensa Gráfica). Sin embargo, el aumento ha sido mayor en relación con los niños, aunque no está claro si esto indica una creciente participación de los niños en las pandillas o si las fuerzas de seguridad y el sistema judicial se están enfocando más en los menores.
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La crisis de seguridad ha provocado una reacción de mano dura por parte de muchos políticos, incluida la propuesta de tratar a los niños como adultos. Si bien es cierto que parte de lo atractivo de utilizar niños en las pandillas es el tratamiento más indulgente que ellos reciben en el sistema judicial, es probable que tal medida no sólo resultaría ineficaz para mejorar la seguridad sino que sería además muy contraproducente.
Tratar a los niños como adultos no sólo conlleva el riesgo de estigmatizar y criminalizar a la juventud del país, sino que además los niños entrarían en contacto con criminales reincidentes encarcelados en el sistema penitenciario de los adultos. Las condiciones de los jóvenes en las cárceles y los centros de detención ya son deprimentes, pero tratarlos como adultos haría que entraran en prisiones que son esencialmente campos de entrenamiento para los pandilleros.