Los casos de migrantes secuestrados reportados al gobierno de México aumentaron dramáticamente en apenas un año, un fenómeno que podría estar relacionado con el incremento de los migrantes centroamericanos, con las altas tasas de secuestro en México, o quizá simplemente con una mayor cantidad de denuncias.
En 2014 se presentaron 682 denuncias por secuestro de migrantes, un incremento del 1.000 por ciento si se compara con 2013, según datos del Instituto Nacional de Migración (INM) de México obtenidos por Excelsior a través de la ley de transparencia.
De los migrantes secuestrados, 365 son hondureños, 200 salvadoreños, 100 guatemaltecos y 17 nicaragüenses.
Los datos también muestran un incremento en las denuncias de “otros delitos” contra los migrantes —incluyendo extorsión y demás abusos—, los cuales pasaron de 43 a 119.
Sin embargo, según las estadísticas del INM, en 2013 sólo 29 migrantes fueron víctimas de trata de personas.
Análisis de InSight Crime
La explicación del drástico aumento en las denuncias por secuestro de migrantes puede ser una mezcla de las razones expuestas a continuación.
En primer lugar está el fenómeno del brusco repunte en la cantidad de migrantes centroamericanos que intentaron llegar a Estados Unidos en 2014. Este rápido incremento de migrantes, muchos de los cuales eran niños migrantes no acompañados o familias —más vulnerables a los grupos criminales—, disminuyó tan rápido como creció. En caso de que este sea un factor, se esperaría que la cantidad de migrantes secuestrados caiga en picada en 2015.
Este aumento podría también estar relacionado con los cambios en el hampa de México. Según estadísticas oficiales publicadas por Animal Político, desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el poder en 2012, los secuestros han aumentado en un 52 por ciento y el incremento en el secuestro de migrantes puede ser una parte de esa misma tendencia.
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Adicionalmente, los estados más afectados por el secuestro —Tamaulipas, Guerrero y Michoacán— son los mismos que han visto una intensa fragmentación de los grupos de crimen organizado que en ellos operan. Y a medida que éstos han ido buscando nuevas actividades para financiarse —diferentes al tráfico transnacional de drogas—, las facciones locales de estas estructuras criminales han encontrado en otros crímenes como el secuestro nuevas formas de generar ingresos.
También es posible que el aumento sea, al menos parcialmente, el resultado de una mejor recolección estadística, especialmente dado que el INM recopila datos sobre el secuestro de migrantes apenas desde 2012. La atención que ha generado esta problemática podría dar pie a que las instituciones estatales tomen más en serio este tipo de crimen, y que más personas reporten los casos a raíz de esto.