El número de denuncias de trata de personas en Brasil ha aumentado un 1.500 por ciento en 2013, según cifras del gobierno, lo que indica una mayor conciencia de un crimen que sigue siendo un gran problema para el país.
La Secretaría de Políticas para las Mujeres anunció que la Central de Atención de la Mujer del Gobierno Federal había registrado 263 denuncias de delitos de este tipo durante los primeros seis meses del año, en comparación con 17 durante el mismo período en 2012.
De los 263 casos, 170 fueron denuncias de tráfico internacional de personas, mientras que 90 estuvieron relacionadas con casos al interior de Brasil. La mayoría de las denuncias internacionales fueron de tráfico sexual, mientras que 42 fueron acusaciones de tráfico de mano de obra y dos de tráfico de órganos. De los informes nacionales, 64 fueron de tráfico sexual, 25 de tráfico de mano de obra y un caso de una adopción ilegal.
Alrededor del 20 por ciento de todas las denuncias fueron hechas por la madre de la presunta víctima, el 16 por ciento por la presunta víctima, el 23 por ciento por familiares o vecinos, y el resto por amigos, colegas, exnovios o antiguas víctimas. En poco más de un tercio de los casos s considero que la vida de la víctima estaba en riesgo.
Eleonora Menicucci, secretaria de Políticas para las Mujeres, atribuyó el aumento en las denuncias al éxito de las campañas publicitarias por parte del gobierno, que aumentaron la conciencia sobre la violencia contra la mujer, y divulgaron la existencia de la línea telefónica.
Análisis de InSight Crime
Las enormes desigualdades económicas de Brasil ofrecen las condiciones perfectas para que florezca la trata de personas, con un flujo constante de gente desesperada y vulnerable a la explotación, y gente rica que paga por ella. Su emergente solidez económica también ha ayudado a alimentar la explotación laboral y ha convertido al país en un destino cada vez más atractivo para los migrantes internacionales pobres.
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Del lado positivo, la trata de personas ha ascendido en la agenda política de Brasil en los últimos años, con el gobierno introduciendo su primer plan de acción nacional de lucha contra la trata en 2008. Su segundo plan nacional de US$2,9 millones, anunciado a principios de este año, verá una revisión del código penal y la instalación de nuevos puestos de control en diez ciudades fronterizas.
Desde 2008, 16 oficinas de lucha contra la trata se han establecido en todo el país y más recientemente se han puesto en marcha "campañas mediáticas bien divulgadas sobre las señales de advertencia de la trata", según el Informe de 2013 sobre la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos.
El espectacular aumento de las denuncias de trata de personas demuestran que las campañas están teniendo un claro efecto. Lo que se necesita ahora es un consiguiente aumento en las investigaciones y procesos judiciales: el año pasado hubo sólo seis condenas por tráfico sexual doméstico y dos por tráfico sexual internacional.