Las autoridades de Guerrero, México, han afirmado que el fatal tiroteo que tomó lugar durante una fiesta de cumpleaños se dio como resultado de la ruptura en las negociaciones que adelantaban varios grupos de narcos, lo cual, de ser cierto, sería un indicio del grado de fragmentación criminal en el atribulado estado.
El pasado 30 de enero, nueve personas murieron después de que se presentara un tiroteo en una tradicional fiesta de 15 años en el municipio de Coyuca de Catalán, al suroeste del estado de Guerrero.
Milenio informó que, según Xavier Olea Peláez, fiscal general de Guerrero, el enfrentamiento se dio entre tres organizaciones criminales rivales: Los Caballeros Templarios, el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel de la Sierra.
Olea afirmó que el padre del niño en cuya fiesta ocurrieron los hechos había invitado a los carteles rivales a la celebración para que pudieran negociar las fronteras territoriales, pero no pudieron llegar a un acuerdo y por eso se generó el violento enfrentamiento. Entre los muertos se encuentran figuras importantes de cada grupo, agregó el fiscal.
Análisis de InSight Crime
Si bien la versión de los hechos por parte del fiscal aún no está confirmada, en caso de ser cierta daría indicios sobre el fragmentado panorama actual del crimen organizado en el estado más violento de México.
Las tres organizaciones identificadas tienen trayectorias muy diferentes en el hampa mexicano. Los Caballeros Templarios fueron uno de los más infames carteles de México y el grupo más poderoso de la región, pero luego de las intensas campañas que el Estado y los grupos de autodefensas emprendieron contra ellos, ahora son sólo una sombra de lo que fueron.
El CJNG es un grupo emergente que ha intentado beneficiarse de la desaparición de Los Caballeros. Si bien el grupo ha expandido considerablemente su territorio en los últimos años y ha aumentado su perfil con varios actos de violencia extrema, hay pocas señales de que haya logrado expulsar a sus rivales y establecer un dominio monopólico sobre las regiones donde actúa.
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El Cartel de la Sierra, por su parte, es una de las numerosas ramas de la desmantelada Organización Beltrán Leyva (OBL), que han presentado traiciones internas y con otros rivales con el fin de tomar el control de los negocios criminales dejados por la familia Beltrán Leyva, cuyos miembros ahora se encuentran capturados.
Según un informe de la Procuraduría General de la República (PGR) a finales de 2014, estos tres grupos se encuentran entre las 26 organizaciones criminales que se disputan actualmente Guerrero, un número que ha proliferado luego de la caída de los carteles más grandes como la OBL.
Esta dinámica de redes locales pequeñas y de grupos disidentes que establecen alianzas que se rompen por violentas disputas territoriales es un reflejo de la nueva realidad de Guerrero y de gran parte de México.