Los desertores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y de los carteles de la droga regionales están trabajando como asesinos en Bolivia, según la policía, a medida que el crimen organizado ahonda sus raíces en esta vulnerable nación andina.
Un informe de inteligencia de la policía en Santa Cruz, una ciudad del sudeste que se ha convertido en epicentro del nacrotráfico regional, señaló que había cuatro grupos de "sicarios" operando en el país, que estaban compuestos por ex guerrilleros colombianos y miembros de los grupos de narcotraficantes paraguayos, informó La Prensa.
Los asesinos han vivido en Bolivia durante varios años, según el informe, y comenzaron a reclutar y entrenar bolivianos antes de ofrecer sus servicios a los narcotraficantes.
Los desertores de las FARC, que a menudo vienen equipados con armamento moderno, no pueden regresar a Colombia debido a que son buscados por la policía o enfrentan represalias de sus antiguos camaradas, agregó el informe.
Análisis de InSight Crime
Bolivia se ha convertido en un destino cada vez más atractivo para el crimen organizado por una variedad de razones. La DEA fue expulsada en 2008 y no se le ha permitido regresar, la policía nacional y el sistema judicial son débiles y corruptos y hay pocos controles sobre las armas o municiones. Es uno de los tres principales productores mundiales de cocaína y existe un largo historial de colaboración con grupos colombianos, y más recientemente, los brasileños.
Donde el crimen organizado está presente, también lo están los sicarios, pues son necesarios para "hacer cumplir" las deudas y aplicar castigos. Parece plausible la idea de que ex miembros de las FARC que no pueden regresar a su país utilicen sus habilidades de combate para hacer dinero en un mercado en crecimiento.