Una red de sicarios, liderada por tres colombianos, fue desmantelada en España en la mayor operación desarrollada contra una oficina de cobros en ese país, según las autoridades españolas.
Tras una operación que comenzó hace nueve meses, la policía española desarticuló una red de sicarios que se dedicaban a cobrar deudas vinculadas al narcotráfico. Entre los capturados hay quince colombianos y un español.
El sistema empleado para saldar las deudas era el "amarre", o secuestro, de la víctima hasta que ella misma o algún familiar pagara la deuda, señaló EFE. El grupo también extorsionaba a las víctimas, amenazando con actuar si no se pagaba, lo cual incluía el secuestro u homicidio de los familiares de la víctima en Colombia.
Según las autoridades, los sicarios solían trabajar por encargo y cobraban el 50 por ciento del dinero adeudado a la persona que los contrataba, aunque en ocasiones también trabajan por su propia cuenta.
La oficina de cobro desmantelada estaba encabezada por los hermanos Upegui, como se les conocía en Colombia y España. Además de dedicarse al secuestro y la extorsión, la red estaba también involucrada en el narcotráfico y, aparentemente, en el lavado del dinero, según informó Europa Press.
Analyisis de InSight Crime
Aunque según las autoridades españolas ésta ha sido la mayor operación desarrollada contra una oficina de cobros en ese país, no es la primera vez que una organización de este tipo es desmantelada en España; ni la primera vez que se cometen asesinatos selectivos relacionados con deudas del narcotráfico. En marzo de 2012 fue desmantelada la oficina de cobro conocida como “Los Señores del Ácido”, la cual trabajó como una oficina de cobro para la banda criminal colombiana los Rastrojos en Madrid, España.
No obstante, lo que sí es novedoso es que, a diferencia de otras organizaciones colombianas desmanteladas en España, la oficina de cobro de los hermanos Upegui parecía no trabajar para ninguna organización en particular. Esto puede deberse a la creciente fragmentación de los grupos criminales, con lo cual pequeñas organizaciones criminales han podido adquirir mayor autonomía e involucrarse en más actividades criminales bajo su propio nombre.