Las autoridades de México afirman que las quejas sobre violaciones de derechos humanos perpetradas por el ejército han disminuido dramáticamente durante los últimos dos años, aunque una reciente masacre que fue cometida por soldados mexicanos indica que dichas cifras no dan cuenta de todo el fenómeno.
Durante la conmemoración del Día del Ejército, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, dijo que las quejas en materia de derechos humanos contra el ejército que fueron reportadas a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se redujeron en 60 por ciento entre 2012 y 2014, informó Milenio. En 2012, la CNDH recibió 1.450 quejas de violaciones de derechos humanos presuntamente cometidas por miembros del ejército, en comparación con 570 el año pasado (Vea la gráfica abajo).
Cienfuegos también dijo que, del total de quejas contra el ejército recibidas por la CNDH durante los últimos dos años, solo cuatro de ellas —es decir, el 0,2 por ciento— fueron verificadas por la entidad, según el Informador.
En la misma celebración, el presidente Enrique Peña Nieto afirmó que “la honorabilidad de nuestras fuerzas armadas está por encima de cualquier sospecha o duda”.
Análisis de InSight Crime
A primera vista, el impresionante descenso en las quejas de abusos cometidos por el ejército mexicano indicaría que las autoridades finalmente están controlando el uso excesivo de la fuerza que se ha presentado por parte del personal de seguridad durante la guerra contra las drogas, que comenzó en 2006 bajo el entonces presidente Felipe Calderón.
Maureen Meyer, coordinadora principal para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés), le dijo a InSight Crime que, después de posesionarse en 2012, Peña Nieto retiró al ejército —uno de los principales responsables de abusos en México— de algunas zonas del país, y también puso mayor énfasis en el respeto a los derechos humanos.
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Sin embargo, es poco probable que las reformas de seguridad de Peña Nieto sean las causantes de una reducción tan significativa en las violaciones de derechos humanos cometidas por el ejército. Los hallazgos de la CNDH que indicaron que al menos 15 personas murieron a manos de soldados en junio de 2014, y las acusaciones de que el ejército estuvo involucrado en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa el pasado septiembre, reflejan que los abusos del ejército siguen siendo un grave problema de la administración de Peña Nieto.
Más aún, puede que la CNDH no cuente con la autonomía suficiente para informar de forma acertada sobre la cantidad de abusos cometidos por las autoridades. El exdirector de la CNDH, Raúl Plascencia, se ha mostrado renuente a criticar al gobierno de Peña Nieto en materia de derechos humanos; según Meyer, “esta disminución [en reportes de abusos] tal vez tiene menos que ver con una verdadera reducción y más con la forma en que la CNDH registra y hace seguimiento a los casos”.
Una cantidad desconocida de quejas en materia de derechos humanos no fueron reportadas por falta de confianza en que la CNDH las investigara o porque las víctimas fueron presionadas por los militares para no hacerlo, agrega Meyer.