Las contradictorias declaraciones realizadas por dos miembros de alto rango del clero ilustran una aparente fisura al interior de la Iglesia católica sobre si apoyar lo que sería la más reciente posibilidad de una tregua entre pandillas en El Salvador.
En una conferencia de prensa el 8 de febrero, el arzobispo José Luis Escobar Alas dijo que la Iglesia no participaría en ninguna negociación entre pandillas y que no apoya ningún tipo de conversaciones secretas entre la Iglesia y los líderes de las pandillas.
Las declaraciones de Escobar Alas parecen contradecir las recientes opiniones del obispo Gregorio Rosa Chávez sobre el mismo tema. A principios de febrero, Rosa Chávez dijo que la Iglesia católica había abierto un "diálogo" con los líderes de las pandillas.
Ambas declaraciones se presentan luego del anuncio en enero de una tregua "unilateral" entre varias pandillas de El Salvador, incluyendo la MS13 y Barrio 18, las pandillas callejeras más grandes del país. Éstas ya habían realizado una tregua provisional y controvertida entre 2012 y 2014, que se vino abajo en medio de la violencia y las diferencias políticas con el gobierno.
Análisis de InSight Crime
La primera tregua entre pandillas causó un distanciamiento similar en la Iglesia. El poco conocido y conservador obispo Fabio Colindres sirvió como un importante mediador de la tregua y como un interlocutor clave con los funcionarios del gobierno, pero fue marginado de la Conferencia Episcopal de El Salvador —el cuerpo colectivo de la jerarquía de la Iglesia, que incluye a Escobar Alas y Rosa Chávez—, que al final condenó públicamente la tregua.
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Escobar Alas y Rosa Chávez son dos de los personajes más poderosos de la Iglesia católica de El Salvador, por lo que cualquier cisma entre ellos seguramente causará un impacto mucho mayor que cuando interrumpieron la labor que Colindres estaba adelantando durante la primera tregua.
Aún más, la aparente brecha plantea interrogantes sobre si la nueva tregua tendrá futuro. Por ahora, esta es una iniciativa originada principalmente en las pandillas, y sólo podrá prosperar con la participación de la sociedad civil, las empresas y los líderes religiosos y políticos. Dado que la Iglesia católica parece estar distanciándose de la tregua, es posible que los líderes de las pandillas tengan dificultades para convencer a otros actores que puedan aportar legitimidad (y recursos) durante este nuevo intento, sobre todo en el contexto de una población escéptica, que señaló constantemente en las encuestas que estaba en contra de la primera tregua.
Jeanne Rikkers, de la organización local de derechos humanos FESPAD, dijo al Christian Science Monitor que la decisión de la Iglesia acerca de participar o no en la tregua también influirá en el gobierno. Y sin el apoyo del gobierno, la tregua es insostenible, añadió.
Hasta ahora, el gobierno ha tratado de mantenerse distanciado del acuerdo, aunque la mayor parte de la población cree que ha facilitado los contactos entre los líderes de las pandillas a pesar de la creciente violencia entre éstas y la policía.