Las autoridades de Ecuador señalaron que cambiarán el enfoque de su política de seguridad con el fin de atacar el microtráfico en los barrios, dudas sobre las prioridades de un país que sirve como punto importante para el transbordo internacional.
El ministro del Interior de Ecuador, José Serrano, le dijo al comandante general de la policía, Diego Mejía, durante su ceremonia de posesión el pasado 21 de septiembre, que debía "derrotar al microtráfico".
En otras declaraciones realizadas en la misma ceremonia, el presidente ecuatoriano Rafael Correa habló sobre cómo anteriormente la política antidrogas se concentraba sólo en el tráfico internacional de drogas, pero señaló que la situación había cambiado, y que actualmente cerca del 85 por ciento de los agentes antidrogas trabajan para combatir al microtráfico.
Sin embargo, el general Mejía no hizo ninguna mención sobre el microtráfico durante su discurso.
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Los esfuerzos de la policía por luchar contra el narcotráfico a gran escala dieron como resultado la incautación de 48,5 toneladas de narcóticos durante los primeros 6 meses de 2015, mientras que los operativos en contra de los microtraficantes durante el mismo periodo resultaron en la incautación de 7,9 toneladas de drogas.
Análisis de InSight Crime
Bajo cierta perspectiva, la razón para concentrar tantos recursos en el tráfico de drogas a pequeña escala resulta entendible: este es el que generalmente causa los mayores niveles de violencia, el que genera estragos dentro de las familias, y el que resulta más costoso en términos de salud.
Pero los retos que el tráfico internacional de drogas a gran escala presenta para Ecuador también son inmensos. Fuentes de organizaciones de seguridad internacional le dijeron a InSight Crime que han visto una explosión de la actividad de tráfico de drogas en el país, donde unas 250 toneladas de cocaína traspasan sus fronteras anualmente.
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A este ritmo, el país estaría incautando hasta 80 toneladas durante el 2015, pues además, los funcionarios ecuatorianos han reconocido públicamente la presencia de grupos internacionales de narcotraficantes en el país, como el Cartel de Sinaloa, de México, y Los Urabeños, de Colombia.
Al declarar una ofensiva contra el microtráfico, el gobierno está priorizando sus esfuerzos por atacar los costos sociales localizados del tráfico de drogas. Pero al parecer sigue dudando sobre si tratar el consumo de drogas como un problema de salud o como un problema de criminalidad.
Anteriores evidencias apuntan hacia un enfoque de mano dura y de cumplimiento de las leyes. A principios de septiembre, las autoridades anunciaron una nueva escala para diferenciar a los consumidores de drogas de los traficantes, disminuyendo la cantidad máxima que un individuo puede tener antes de ser acusado por delitos más graves relacionados con el tráfico de drogas.