Ecuador ha enviado una patrulla militar para combatir el tráfico de drogas en la provincia costera de Manabí, al occidente; una estrategia probablemente relacionada tanto con la importancia estratégica de la provincia para el tráfico de drogas, como con una medida más amplia de militarizar la seguridad en el país.

Marcelo Bastidas, el jefe de la unidad que se trasladó a la provincia, dijo que 100 soldados, operando en 10 vehículos especializados, permanecerán en la zona por dos meses, ocupando los cinco cantones de El Carmen, Pedernales, Jama, Sucre y San Vicente, informó El Universo. El Ministerio de Defensa dijo que el grupo trabajará para descubrir pistas clandestinas, controlar el flujo de armas a través de la zona y llevar a cabo labores de inteligencia en conjunto con la policía, señaló El Comercio.

Según el jefe militar local, Ángel Orellana, el convoy también construirá puntos de control para crear una presencia militar permanente en la región.

Funcionarios de Manabí informaron que 1,6 toneladas de drogas y 22 armas de fuego se han incautado en la región en lo que va del año y 274 personas han sido detenidas.

Análisis de InSight Crime

La militarización de Manabí se produce a medida que Ecuador continúa ganando importancia como centro de tránsito de drogas. En diciembre de 2012, un ex jefe militar afirmó que el número de rutas de tráfico marítimo en Ecuador había aumentado un 90 por ciento en siete años, atribuyendo esto en parte al cierre de una base militar de Estados Unidos en Manabí, en 2009.

Aunque la mayoría del narcotráfico de Ecuador atraviesa la provincia costera de Esmeraldas, al norte, fronteriza con Colombia, y la ciudad portuaria de Guayaquil, Manabí también ha sido el escenario de varios hallazgos. El año pasado, un avión se estrelló en Manabí con US$1,4 millones a bordo, los pilotos que supuestamente trabajaban para los carteles mexicanos, y tres mexicanos y una lancha rápida fueron capturados en la costa de San Vicente. También ha sido la base de operaciones de la banda local conocida como “los Choneros” -descrita por el gobierno como “la peor banda de crimen organizado de los últimos 20 años”-.

La medida también se produce en el marco de un plan más amplio para aumentar el uso de los militares en la lucha contra la criminalidad en Ecuador, una estrategia que podría estar relacionada con la reputación corrupta de la policía. Sin embargo, la militarización de la seguridad se ve más frecuentemente en los países con mayores niveles de violencia relacionada con las drogas que Ecuador, aumentando la posibilidad de que la medida esté en parte motivada por la difícil relación del presidente Rafael Correa con la policía después de una revuelta de 2010, caracterizada por Correa como un intento de golpe de Estado.