La Secretaría de la Defensa Nacional de México ha solicitado US$40 millones en los próximos cinco años para comprar armamento más moderno, ya que su viejo armamento lucha por competir con las armas de alta tecnología que los grupos criminales compran en el mercado negro.
La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) dijo que quería reemplazar sus viejos rifles de batalla G3 y rifles de asalto FX-05 y adquirir armas de alto calibre para realizar operaciones de precisión, especialmente en las zonas urbanas. Se solicitó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que alrededor de US$8 millones (100 millones de pesos) del presupuesto de defensa se dedicaran a la eliminación gradual de las armas actuales, cada año, durante los próximos cinco años, lo que representa menos del dos por ciento del presupuesto anual de defensa, informó Milenio.
Según la SEDENA, las armas del arsenal militar tienen un promedio de 10 años de antigüedad y han sido sometidas a condiciones climáticas adversas, lo que significa que en enfrentamientos con los grupos criminales, el ejército a veces se enfrenta a armas mejores que las suyas.
La SEDENA señaló que las nuevas armas son especialmente necesarias ya que el ejército continúa realizando funciones de seguridad pública en diversas partes del país.
Análisis de InSight Crime
El hecho de que la misma Secretaría de la Defensa Nacional de México admita que los militares están peor armados que los grupos criminales, resalta la facilidad con la que los grupos obtienen armas de fuego de alto calibre en el mercado negro. México tiene estrictas leyes de armas y sólo hay una tienda de armas en el país, la cual es manejada por el ejército. Una estimación de 2011 sostiene que hay hasta 20 millones de armas ilegales circulando en México, en contraste con alrededor de 5,5 millones de armas legales.
Una parte de estas armas se compran legalmente en Estados Unidos. Según un estudio publicado a principios de este año, por el Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego, cada año, un promedio de 250 mil armas son compradas en Estados Unidos y luego trasladadas al sur de la frontera. El estudio también encontró que el 50 por ciento de los comerciantes de armas estadounidenses dependen económicamente de la demanda mexicana; un indicio de la importancia de los puntos de venta de Estados Unidos como una fuente de armas para los grupos criminales mexicanos.