El gobierno de Venezuela ha declarado que lanzará un nuevo ataque contra el tráfico de gasolina en la región fronteriza con Colombia, pero las medidas anunciadas hasta ahora harán poco por impedir un comercio que está directamente vinculado a los inminentes problemas fiscales del gobierno.
En una visita al norteño estado de Zulia, el vicepresidente Jorge Arreaza anunció que el nuevo gobierno de Maduro "(...)va a terminar definitivamente con ese fenómeno, atacando las causas estructurales”.
El primer aspecto de la nueva estrategia, que será anunciada, es una expansión del controversial racionamiento electrónico de gasolina (Plan de Automatización de Combustibles), lo cual provocó protestas cuando fue introducido a Zulia el año pasado, informó El Universal.
El sistema, que opera en los estados fronterizos de Zulia, Táchira y Apure, ha equipado a los autos con un código de barras que registra cada vez que compran gasolina y asegura que no se excedan del límite mensual.
Mientras que en Táchira y Apure la mayoría de las estaciones de gasolina están ahora equipadas con el sistema, en Zulia menos de la mitad cuentan con el equipo.
El nuevo plan también incluirá la oferta de incentivos económicos a los contrabandistas para que abandonen el comercio.
Análisis de InSight Crime
El petróleo se encuentra en el núcleo de la economía venezolana, y los petrodólares han financiado el gasto social detrás del proyecto político chavista que Maduro está tratando de mantener con vida.
No obstante, esta dependencia ha creado una bomba de tiempo política. Las finanzas del gobierno están siendo forzadas debido al aumento de los compromisos de gasto, los cuales vienen en un momento de desplome de la producción de petróleo, una caída en las exportaciones, compromisos con el suministro de petróleo barato para los aliados políticos, subsidios de gasolina y el contrabando de gasolina que aquellos subsidios estimulan.
Si Maduro fuera a aumentar los precios de la gasolina o poner fin al apoyo de los países aliados, esto causaría revuelo político en momentos en que su liderazgo sigue estando lejos de ser seguro. Por el contrario, la lucha contra el contrabando es un movimiento mucho menos arriesgado políticamente. Sin embargo, es poco probable que las medidas propuestas hasta el momento toquen las verdaderas fuerzas que mueven el contrabando de gasolina – organizaciones criminales transnacionales como los Rastrojos y la corrupción en la Guardia Nacional venezolana, que por el precio correcto permitirá el paso de grandes envíos de contrabando.