Según afectados, miembros de una banda criminal anduvieron en las casas ordenándoles que nadie debe andar en la calle después de las 7 de la noche. La Policía brilla por su ausencia.
Las calles quedan desoladas a escasos minutos de caer la noche en la zona. Las puertas de las casas deben estar cerradas y con las luces principales apagadas y, si alguien se atreve a salir, lo hace bajo su propio riesgo.
Esa no es una disposición de la autoridad legalmente constituida. Es la situación en que dos bandas criminales tienen a los moradores de Las Ayestas y de las colonias más aledañas, donde han implantado una especie de toque de queda.El mismo problema enfrentan otras colonias y barrios de la capital, donde las pandillas imponen sus propias leyes ante la indiferencia de las autoridades policiales.
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