Un esquema que ubicaba a policías y soldados encubiertos a bordo de los autobuses de El Salvador, con el fin de combatir la extorsión y el robo, ha sido abandonado por falta de fondos pese a las preocupantes altas tasas de delincuencia que tienen como blanco a los trabajadores y pasajeros de transporte público.
David Munguía, ministro de Defensa, dijo a La Prensa Gráfica que el equipo élite de policías y miembros del Comando Especial Antiterrorista de los militares (CEAT), los cuales habían estado patrullando los buses de forma encubierta desde agosto pasado, habían sido retirados hace unos meses.
La razón principal fue la falta de fondos, dijo. El grupo de 132 agentes se vestían de civil y viajaron por al menos 50 rutas de autobús como pasajeros normales, razón por la cual debían pagar las tarifas. Cada funcionario recibía US$4 diarios para llevar a cabo ese pago, es decir, un presupuesto mensual de US$15.840, según el diario. Mauricio Ramírez Landaverde, subdirector general de la Policía Nacional, dijo: "Los fondos del plan bus salen de los recursos de la institución, pero es un costo muy elevado".
Otra razón para desechar el plan fue el uso de "fuerza excesiva" por parte de los oficiales, señaló La Prensa Gráfica. A pesar de que habían sido entrenados en cómo defenderse sin armas de fuego, se cree que dos miembros del CEAT dispararon a un hombre después de que él llevó a cabo un robo en un autobús, en diciembre pasado.
Análisis de InSight Crime
La extorsión de los conductores de autobuses y taxistas es una fuente importante de ingresos para las pandillas en El Salvador y muchos países de la región, lo que la hace una profesión extremadamente peligrosa –entre 2006 y 2011 presuntamente murieron 625 conductores en El Salvador–. En Guatemala más de 1.000 conductores fueron asesinados entre 2006 y 2012, según la Coordinadora Nacional de Transporte.
La falta de financiación y las denuncias de maltrato citadas por La Prensa Gráfica en la operación policial de El Salvador son los principales impedimentos para la aplicación efectiva de la ley en toda la región. Asimismo, el plan no aborda la causa subyacente –que los conductores de autobuses son un blanco fácil, ya que llevan consigo grandes cantidades de dinero en efectivo sin ninguna protección–. La introducción de un sistema de tarjeta inteligente para las tarifas de autobuses en la ciudad de Guatemala podría ser mucho más eficaz, aunque se informó en mayo que la mayoría de los pasajeros continuaron pagando en efectivo.