El Salvador inició acciones judiciales en el caso de once exjugadores de la selección de fútbol del país acusados de aceptar dinero a cambio de pactar partidos, lo cual ilustra los cruces entre fútbol y crimen organizado en la región.
En una audiencia preliminar el 18 de marzo, nueve de los once futbolistas se presentaron en la corte para enfrentar cargos relacionados con cuatro partidos, entre 2010 y 2013, que fueron amañados, informó El Mundo. Los jugadores y sus cómplices —tres extranjeros que habrían pagado US$10.000 a cada jugador que participó en el fraude— son acusados de lavar US$100.000 a través de los partidos de fútbol, según La Página.
El escándalo estalló en agosto de 2013, cuando la revista deportiva El Gráfico publicó un reclamo anónimo de un jugador de la selección que aseguraba que un criminal de Singapur, conocido como Dan Tan, había pagado a los jugadores para que perdieran el partido, como parte de una red internacional de arreglo de partidos de fútbol. Posteriormente, El Gráfico reveló que algunos de los encuentros eran partidos de clasificación para la Copa Mundial de Fútbol de 2014.
A raíz del escándalo, las autoridades salvadoreñas allanaron las viviendas de los jugadores, y la federación de fútbol del país expulsó a 14 jugadores de por vida.
Análisis de InSight Crime
Las acusaciones de lavado de dinero y corrupción relacionadas con partidos de fútbol no son exclusivas de El Salvador. Cristian Villalta, director de El Gráfico, le dijo a InSight Crime en una entrevista en 2013 que otros países como Nicaragua, Guatemala y Bolivia han tenido casos similares. "Lo que tienen como denominador común es semiprofesionalismo, federaciones con pocos recursos o poca voluntad para combatir esta amenaza, federaciones y futbolistas con pocos recursos", dijo Villalta. Los grupos criminales se aprovechan de esta situación para arreglar el marcador final de los partidos y ganar grandes sumas de dinero en el mercado de las apuestas ilegales, según Villalta.
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En otros países de la región se han presentado casos de organizaciones narcotraficantes que adquieren equipos de fútbol profesionales, de grupos de fanáticos del fútbol vinculados al tráfico de drogas y de futbolistas utilizados como “mulas” de dinero en efectivo. En 2013, el padre y agente financiero del astro argentino del fútbol Lionel Messi quedó expuesto cuando se reveló que una gira de su hijo, que supuestamente buscaba recaudar dinero para obras de caridad, en realidad pudo haber sido utilizada para lavar dinero del narcotráfico.
Si bien el arreglo de partidos de fútbol no es un fenómeno exclusivo de El Salvador, el crimen organizado también se intersecta con el fútbol según los problemas de seguridad particulares de cada país. En El Salvador, la mayoría de los equipos profesionales de fútbol no asignan a los jugadores los números 13 o 18, para evitar la ira de Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS13), las dos pandillas más poderosas del país, pues algunos jugadores que utilizaban distintivos con estos números han sido víctimas de ataques.