Los recientes encuentros entre un obispo de Guerrero con grupos criminales para buscar solución a la violencia contra líderes religiosos abre otro canal en la búsqueda de bajar la violencia. Sin embargo, falta ver si la Iglesia está dispuesta a asumir un papel más activo en esa mediación entre la sociedad civil y los grupos criminales.
Salvador Rangel Mendoza, obispo de Chilpancingo-Chilapa en el estado mexicano de Guerrero, dijo a Radio Fórmula que se vio en la necesidad de reunirse con algunos líderes de grupos criminales que operan en ese estado ante las amenazas que estaban recibiendo algunos sacerdotes.
"Al ver que habían amenazado a algunos sacerdotes, uno de manera muy grave, me di a la tarea de ir viendo a esas personas y dialogar con ellas", dijo el obispo a Radio Fórmula. "Vale la pena entablar un diálogo, vernos las caras, escuchar sus razones por qué obran así, porque casi la totalidad de Guerrero está en manos del narcotráfico".
Rangel Mendoza reconoció que la Iglesia ya había logrado entablar conversaciones con casi todos los grupos criminales que operan en Guerrero. A principios de la semana pasada, el obispo también manifestó su disposición para actuar de mediador en caso de que el gobierno decidiera buscar un diálogo con el crimen organizado.
Benito Cuenca Mayo, vocero de la Diócesis, afirmó al portal católico Aciprensa que "gracias a estos encuentros que ha tenido [Rangel Mendoza] con ellos [los grupos criminales], ha sido posible que no se den estos hechos de amenazas de muerte" a algunos sacerdotes.
Analisis InSight Crime
La falta de capacidad del Estado para enfrentar el crimen organizado en Guerrero pone en duda quién podrá actuar como mediador entre los grupos criminales y la sociedad civil. En algunos países de la región como El Salvador, la Iglesia ha llegado a asumir este papel. Queda por verse si en México tendrá que ocurrir lo mismo, sobre todo en las comunidades donde ésta tiene una presencia fuerte.
Los representantes religiosos tienen la capacidad de expresar el descontento de comunidades que de otra manera recibirían poca atención, pero a lo largo de su historia, la Iglesia Católica en México se ha caracterizado más por su timidez que por su activismo.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de México
Sin embargo, existen algunos ejemplos de líderes religiosos que han alzado su voz en medio de la violencia. En 2013, un grupo de obispos del estado de Michoacán se pronunció en contra del control que ejercían los Caballeros Templarios en la región conocida como Tierra Caliente y criticó la corrupción por parte del gobierno. En el estado de Oaxaca, el padre Alejandro Solalinde se ha dedicado a auxiliar a migrantes que están en peligro de convertirse en víctimas de grupos criminales.
Durante una visita al país en 2016, el Papa llamó la atención cuando hizo un llamado a predicar contra las malas influencias del crimen organizado. También rezó frente a la tumba de Samuel Ruíz García, un obispo proponente de la teología de liberación que enfatiza la misión humana de la Iglesia de promover más igualdad en la sociedad.
Los esfuerzos de Rangel Mendoza, sin embargo, parecen estar más enfocados en frenar la violencia hacia sacerdotes. Existen pocos indicios de que la Iglesia Católica en México como institución quiera entrar en un terreno tan peligroso como lo es la mediación del conflicto.