El gobierno de El Salvador ha seguido adelante con las medidas de mano dura contra las pandillas a pesar de la disminución en los homicidios en los últimos días, según ordenaron líderes de las maras en un intento de evitar la represión, la cual prepara el terreno para otro tenso impasse en el país asolado por la violencia.
Desde que representantes de la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18 ordenaron a sus miembros detener los homicidios, el 26 de marzo, el promedio de homicidios ha disminuido de 23 por día a nueve, con un mínimo de cuatro homicidios el 28 de marzo, informó El Faro.
La orden fue emitida en respuesta al plan del gobierno de imponer medidas de emergencia en los barrios más violentos del país, y decretar estado de emergencia en siete cárceles de todo El Salvador, seis de las cuales solo albergan a pandilleros.
Sin ceder a las presiones, el 28 de marzo los funcionarios del gobierno trasladaron a 299 pandilleros de nivel medio a la prisión de Quezaltepeque, donde, según informes, estarán en celdas sin electricidad para cortar la comunicación con sus compañeros pandilleros fuera de la prisión. Las autoridades anunciaron que las celdas en la prisión habían pasado por modificaciones recientes para reforzar la seguridad, y que la prisión de máxima seguridad de El Salvador en Zacatecoluca no había sido una opción por la falta de cupos, informó El Diario de Hoy.
El gobierno declaró también estado de emergencia en las siete cárceles el 29 de marzo. El 31 de marzo, el presidente Salvador Sánchez Cerén enviará el paquete de medidas de emergencia a la Asamblea Legislativa para su aprobación, informó El Diario de Hoy.
Análisis de Insight Crime
El gobierno y las pandillas callejeras más poderosas de El Salvador están poniendo una vez más a prueba los límites y la determinación de cada uno.
Las autoridades han interpretado la disminución de cuatro días en los asesinatos como un intento de comprometer al gobierno —y al pueblo salvadoreño—. Siguiendo la postura relativamente dura adoptada por la administración de Sánchez Cerén en situaciones similares, las autoridades han respondido con un recrudecimiento de las políticas represivas contra las pandillas.
"Lo que [las pandillas] están haciendo es poner una pistola en la cabeza de la población y diciendo: Negocian con nosotros o vamos a seguir matando... es por eso que la única solución es el combate total", declaró el portavoz presidencial Eugenio Chicas a los medios locales.
La disminución en los homicidios en los últimos días sugiere que las pandillas se mantienen lo suficientemente organizadas para controlar los niveles de homicidios del país. Las tasas de homicidios cayeron rápidamente en 2012 después de una tregua entre Barrio 18 y MS13, pero los líderes de las pandillas están más aislados ahora de lo que estuvieron durante la tregua, cuando estaban recluidos en prisiones con menores medidas de seguridad.
Sin embargo, pocos días sigue siendo una muestra muy pequeña, y hay razones para creer que la reducción de la violencia no durará. En enero de 2015 los homicidios se redujeron a una tasa similar después de que los líderes de las bandas ordenaron acabar con los homicidios, pero los índices de violencia pronto volvieron a subir. Para finales del año pasado, El Salvador se había ganado la dudosa distinción de nueva capital mundial del asesinato.