Un comandante de Los Gaitanistas en el oriente de Colombia se ha entregado a las autoridades, sacrificando a 17 líderes regionales más como parte de su acuerdo; lo que resalta las debilidades en la estructura de la red suelta que compone el grupo, lo que posiblemente se acentuará a medida que continúe su expansión.
Volmar Hernando Claro Torres, alias "El Mico", se entregó en una zona rural a las afueras de Cúcuta, la capital del departamento de Norte de Santander –una región clave para la producción y el tráfico de drogas en la frontera con Venezuela–. Otros 17 miembros de Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), fueron capturados posteriormente, informó El Tiempo, al parecer entregados por Claro como parte del trato.
Claro anteriormente había sido parte de otros grupos armados que estuvieron involucrados en el narcotráfico de la región, incluyendo las Águilas Negras y los Rastrojos, antes de alinearse con las AGC y convertirse en el segundo al mando del líder regional Carlos Andrés Palencia, alias "Visaje", según la Opinión.
El Espectador informó que Claro se rindió después de la cadena de muertes de líderes locales de las AGC que se dieron tras el asesinato en septiembre, por las fuerzas de seguridad de Colombia, del hombre que se creía que dirigía las operaciones de las AGC en el Caribe, José Gregorio Velazquez Yaguidua, alias "Macario".
Si bien los detalles de la situación siguen sin esclarecerse, ha habido rumores de que Palencia traicionó a Velásquez y luego ordenó los asesinatos de los otros líderes de la región, y Claro pudo haber querido escapar del peligro inminente que él mismo corría.
Análisis de InSight Crime
La violencia y la traición que parecen estar destruyendo la red de las AGC en Norte de Santander podrían ser un presagio de lo que vendrá para el grupo criminal más poderoso de Colombia, ya que demuestra claramente las tensiones que existen en la red suelta, o el modelo de franquicia, que emplean. Esta estructura de cabeza de hidra, que tiene un grupo muy unido de jefes centrales que supervisan una red de bloques y afiliados regionales, es una de las razones por las que el grupo ha sido tan difícil de parar, pero es también uno de sus puntos débiles.
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Palenica fue presuntamente enviado a la región de Norte de Santander en 2011, con un puñado de grupos de choque y con órdenes para construir una organización capaz de desafiar a los Rastrojos. No obstante, su grupo se separó temporalmente después de que recibió la orden de retirarse tras un pacto alcanzado entre las AGC y sus rivales. Por el contrario, la historia criminal de Claro sugiere que es un actor regional de larga data que simplemente probó su suerte con la organización dominante del momento.
Tanto el hecho de que la facción local esté dirigida por un comandante agresivo que ha demostrado estar dispuesto a atacar en solitario, y el hecho de que dependa de criminales como Claro, que tiene pocas conexiones con el grupo y cambia de lealtades fácilmente, ilustra cómo estas redes organizadas horizontalmente pueden romperse y fragmentarse.
A medida que las AGC continúan expandiéndose a nivel nacional, mediante la absorción de los grupos locales y el establecimiento de bloques regionales, los vínculos con el comando central probablemente se debilitarán aún más, y situaciones como éstas pueden volverse más comunes.