Una solicitud de extradición de Estados Unidos para el capturado capo Joaquín "El Chapo" Guzmán, ya ha llegado al escritorio del presidente de México, Enrique Peña Nieto. Pero con las frías relaciones entre México y Estados Unidos, la disminución en las extradiciones, y el historial, en el mejor de los casos irregular, que tiene el gobierno mexicano de envío de grandes capos al Norte, parece poco probable que el Chapo sea visto al interior de un tribunal de Estados Unidos.
El 23 de febrero -el día después de la captura del Chapo- un fiscal general estadounidense en Brooklyn anunció la solicitud de extradición de Guzmán para que enfrente una variedad de cargos relacionados con drogas, informó Time. Es probable que esta oficina en Brooklyn sea una de las muchas en Estados Unidos que hagan tal solicitud. Fiscales federales en Chicago también han dicho que les gustaría que fuera procesado allí, y existen acusaciones en su contra en al menos otros cinco tribunales federales de Estados Unidos.
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Sin embargo, el embajador de México en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora, ha rechazado la idea de la extradición, insistiendo en la importancia de administrar justicia en suelo mexicano, informó The Guardian.
Análisis de InSight Crime
Pese a que las extradiciones durante el gobierno anterior alcanzaron niveles históricos, han sido irregulares en lo que respecta a los grandes capos. Aunque en los últimos años se extraditó al hijo y el hermano de uno de los jefes del Cartel de Sinaloa, Ismael "El Mayo" Zambada, entre otros, peces gordos como Alfredo Beltrán Leyva y varios de sus hermanos permanecen encarcelados en México.
En un caso notable, el gobierno mexicano rechazó la solicitud de extradición de un expolicía que presuntamente participó en el asesinato de un agente de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) en México en 1985.
Ese mismo asesinato del agente de la DEA sigue siendo una fuente de tensión entre Estados Unidos y México. En agosto de 2013, un juzgado mexicano concedió la libertad anticipada del exlíder del Cartel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero –de quien se cree que dirigió la tortura y asesinato del agente- causando un profundo enfriamiento en las relaciones entre los dos países.
Peña Nieto también ha mostrado una menor disposición de extraditar a los sospechosos a Estados Unidos. The Washington Post informó que en 2013, durante su primer año de gobierno, el presidente extraditó a 54 sospechosos, en comparación con los 115 sospechosos extraditados durante el último año de mandato de su predecesor en 2012.