Hace una semana, las autoridades de España desmantelaron una gigantesca red transnacional dedicada al tráfico de reptiles, lo que revela cómo los bajos riesgos y el alto retorno del tráfico de vida silvestre incentiva esta lucrativa actividad ilícita.
Una extensa red de tráfico de fauna que introducía ilegalmente a Europa reptiles de todo el mundo fue desmantelada por el Ministerio Ambiental de España y la guardia nacional civil en conjunto con la Europol el 9 de marzo.
Las autoridades españolas decomisaron más de 600 reptiles clasificadas como protegidas o en vía de extinción que habían sido traficadas de países de América, África, Asia y Oceanía para cría o venta en los lucrativos mercados europeos.
This little #dragon is free again! Big hit by @guardiacivil and @Europol against an Organized Crime Group trafficking more than 600 protected reptiles from the Americas, Asia, Africa and Ozeania. #EnvironmentalCrime #ProtectedSpecies #Environment pic.twitter.com/6VdsYqTB0a
— Europol (@Europol) March 10, 2018
La investigación se inició en Países Bajos, donde las autoridades holandesas arrestaron a tres españoles en septiembre de 2016 luego de que agentes de aduanas descubrieran más de 250 reptiles procedentes de México ocultos en su equipaje. Las autoridades señalaron que los animales tenían como destino España, y su valor estimado en el mercado negro era de unos US$186.000 (150.000 euros).
Las investigaciones posteriores revelaron que estas personas hacían parte de una red criminal más grande que capturaba animales en México, Australia, Nueva Zelanda, Fiji, Omán y Suráfrica y usaba “mulas” para introducirlos ilegalmente a Europa. Una vez traficados a Europa, los reptiles se destinaban a la venta en eventos especializados para distribuirlos a todo el continente y, en ocasiones, a otros destinos de todo el mundo.
La red de tráfico también se dedicaba a la falsificación de documentos comerciales requeridos para la posesión legal de estos animales, que muchas veces se “lavaban” entre documentos reales que autorizaban la cría o posesión de especies similares. Como resultado, muchos de los reptiles retenidos estaban muertos o congelados, una práctica que permite a los traficantes usar documentos legales de animales muertos para especies similares que son objeto del tráfico ilícito.
La mayoría de especies de reptiles incautadas se clasifican como amenazadas y están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), acuerdo internacional para regular el comercio global de especies silvestres.
Análisis de InSight Crime
La extensa red de tráfico de especies silvestres desarticulada en España constituye un macabro anuncio de la rentabilidad y alcance transnacional del comercio ilegal, así como de las limitaciones de los actuales intentos de las autoridades para combatirlo.
El tráfico de vida silvestre es una de las actividades del crimen organizado transnacional más rentables del mundo, pues genera entre US$7 y US$23 mil millones de ganancias ilícitas al año, según la Iniciativa Global contra el Crimen Transnacional Organizado.
Sin embargo, el lucrativo comercio ilícito de animales recibe una atención relativamente menor de las autoridades frente al tráfico de narcóticos y armamento, y existe poco consenso sobre cuáles políticas son más efectivas para combatirlo.
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Un obstáculo adicional en la desarticulación de redes criminales como la descubierta en España es que muchas campañas contra el tráfico de vida silvestre se centran en animales icónicos, como los grandes felinos y los elefantes, mientras que otras especies en alto riesgo reciben menos atención.
Los reptiles, aunque suelen no ser el centro de atención, son la segunda especie más perseguida por traficantes, con 28 por ciento del total de animales retenidos en el mundo entre 1999 y 2015, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD).