La esposa de un líder pandillero encarcelado de la MS13 en El Salvador fue detenida por cargos de extorsión, los cuales, de ser legítimos, podrían llamar más atención sobre la dependencia de la banda en esta actividad criminal, como una fuente de financiamiento; incluso mientras se negocian formas de dejar atrás la vida pandillera.
La Fiscalía General informó que Jenny Judith Corado Portillo estaba entre las 11 personas arrestadas el 17 de mayo por cargos de extorsión, en el departamento (provincia) de Morazán, El Salvador. Según El Diario de Hoy, Corado llevaba consigo US$8.000 en el momento de su arresto, a las afueras de una prisión en la ciudad de San Miguel, donde tanto su marido, Borromeo Henríquez Solórzano, alias "El Diablito de Hollywood", como su hermano, están cumpliendo sentencias.
Las autoridades de El Salvador dijeron que están investigando una red de extorsión, la cual creen que opera desde la cárcel donde se encuentra El Diablito. Corado ya había sido detenida por la policía por otros cargos criminales como robo, aunque ninguno de los casos resultó en una condena.
Análisis de InSight Crime
El esposo de Corado ha participado activamente en la tregua que el gobierno ayudó a mediar entre las dos pandillas más grandes del país, la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18. Fue uno de los principales líderes que obtuvieron acceso a mejores condiciones de vida en la prisión, como parte de las concesiones gubernamentales para las pandillas a cambio de su promesa de poner fin a los homicidios.
Al argumentar a favor de su inocencia, la defensa de Corado probablemente señale que administró varios puestos de comida dentro de la prisión, que al parecer arrojaron ganancias de alrededor de US$4.000 al mes. No obstante, la policía incautó chips de teléfonos celulares y la documentación de la casa de Corado en Soyapango que demuestran que ella pudo haber lavando activos o administrando el movimiento del dinero a través de métodos oscuros.
Si la pareja de El Diablito es encontrada culpable de extorsión, esto podría arrojar otra sombra sobre la tregua entre las pandillas de El Salvador, y provocar el cuestionamiento de algunos sobre el compromiso de El Diablito con la paz en El Salvador. Ninguna pandilla se ha comprometido a cesar las actividades extorsivas como parte de su pacto para poner fin a los homicidios, pero los ciudadanos y las empresas no va a aceptar la tregua hasta que vean el cese en las extorsiones.