Un alto funcionario del gobierno anunció el 23 de mayo que la oficina antinarcóticos de Estados Unidos en Bolivia se cerrará, una clara señal de que Estados Unidos tiene la intención de reducir significativamente la ayuda antidrogas en el país andino.
William Brownfield, subsecretario adjunto para la lucha antinarcóticos (Assistant Secretary of the Bureau for International Narcotics and Law Enforcement Affairs - INL), dijo que después de 30 años, llegó el momento de que la INL se vaya del país y que cree que no hay más fondos que se puedan pedir para la oficina de Bolivia para el año fiscal de 2015, el cual comienza en octubre de 2014.
"Estoy orgulloso de lo que la sección de INL ha logrado", dijo Brownfield. "Es mi intención cerrar nuestra sección de una forma razonable y ordenada." Brownfield hizo estas declaraciones durante una audiencia del subcomité del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, enfocado principalmente en los efectos de la Iniciativa Mérida.
El anuncio se produce tres semanas después de que el presidente Evo Morales decidió expulsar a USAID de Bolivia por, lo que él considera es, interferencia política, algo que Estados Unidos ha negado.
Análisis de InSight Crime
Estados Unidos ha estado reduciendo constantemente los fondos de lucha contra la droga a Bolivia, desde hace algún tiempo, proporcionando sólo US$10 millones en 2012, frente a los US$15 millones de 2011. La opinión estadounidense de que Bolivia no está haciendo lo suficiente para combatir al narcotráfico, ha contribuido a generar una tensión significativa entre los dos países. Durante cinco años consecutivos, el Reporte del Departamento de Estado de Estados Unidos (Internacional Narcotics Control Strategy Report ) ha descrito a Bolivia como incapaz de frenar la producción de cocaína y hoja de coca. Las relaciones entre ambos países han sido inestables desde que Morales expulsó a la DEA en 2008.
Pese a estas tensiones, Estados Unidos ha continuado proporcionando alguna medida de apoyo a Bolivia. Apenas el mes pasado, ese país donó 12 aviones a la Fuerza Aérea Boliviana, destinados a ser utilizados en las operaciones antinarcóticos. La donación de las aeronaves fue sin duda pensada como un gesto de buena voluntad, pero era probable que fuera de corta duración después de que Morales expulsara a USAID a principios de este mes y, ahora, el anuncio del Brownfield.
Bolivia sigue siendo uno de los tres principales productores de cocaína en el mundo y en algunas ciudades, como Santa Cruz, siguen luchando en contra de una creciente ola de inseguridad provocada por grupos criminales organizados.