Con estas designaciones suben a 10 los integrantes de la pandilla salvadoreña considerados por Estados Unidos miembros de una organización criminal internacional.
La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus iniciales en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos nombró a José Luis Mendoza Figueroa, alias “Viejo Pavas”; a Élmer Canales Rivera, alias “Croock”; y a Eduardo Erazo Nolasco, alias “Colocho de Wester”, como criminales internacionales, en un comunicado de prensa del 16 de abril. Los tres son miembros de la pandilla salvadoreña la Mara Salvatrucha (MS13).
Los tres nombres se suman a una lista de siete miembros de la MS13 a los que el gobierno federal considera criminales internacionales desde el 5 de junio de 2013. En octubre de 2012, el Tesoro había designado a la pandilla salvadoreña como organización criminal trasnacional (OCT), en cumplimiento a la orden ejecutiva 13581.
Este artículo apareció originalmente en La Prensa Gráfica el 17 de abril de 2015, y fue editado y publicado con permiso. Vea el original aquí.
Mendoza Figueroa, Canales Rivera y Erazo Nolasco guardan prisión en El Salvador y sus nombres están en la lista de los cabecillas pandilleros que en 2012 salieron de la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca como producto de la tregua negociada en 2012 entre la MS13, la pandilla Barrio 18 y el gobierno del presidente Mauricio Funes. Erazo Nolasco y Canales Rivera están condenados por secuestro; Mendoza Figueroa cumple condena por homicidio agravado, tenencia y portación de armas de guerra y agrupaciones ilícitas.
Entre abril 15 y 16, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador volvió a enviar a Erazo Nolasco y a Mendoza Figueroa a Zacatecoluca, como parte de un nuevo reverso a la tregua entre pandillas por parte del gobierno.
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Según el Departamento del Tesoro, los tres pandilleros son miembros de células locales —o “clicas”— creadas en Estados Unidos. Estas clicas hacen parte de la estructura criminal de la MS13.
“Las clicas locales obedecen direcciones de los líderes de la pandilla para tomar decisiones estratégicas que tienen que ver con el movimiento hacia nuevos territorios y los esfuerzos por reclutar nuevos miembros. El dinero que generan las clicas de la MS13 en Estados Unidos es consolidado y parte de él es enviado a los líderes en El Salvador”, señala la OFAC en su comunicado de prensa.
La OFAC asegura que Mendoza Figueroa es uno de los fundadores de la Mara Salvatrucha y es miembro de la clica Seven Eleven Locos. Erazo Nolasco pertenece a la Western Locos y Canales Rivera a la Hollywood Locos. Todas esas clicas nacieron en el área de Los Ángeles, en California, durante los años noventa.
Las agencias policiacas dependientes del gobierno federal siguen de cerca las actividades de la MS13 desde finales de finales de los noventa, cuando la pandilla centroamericana empezó a migrar desde Los Ángeles y el sur de California a otras ciudades de Estados Unidos, sobre todo en la Costa Este.
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Desde 2012, al mismo tiempo en que la administración del expresidente Funes gestionaba la tregua —que redujo casi a la mitad el índice de homicidios de El Salvador durante seis meses de ese año—, el Departamento del Tesoro emprendió una ofensiva diplomática a través de las designaciones de OFAC.
Bienes congelados
El primer efecto práctico de la designación es que los bienes que los pandilleros pudieran tener en Estados Unidos serán congelados y las personas que establezcan intercambios financieros con ellos o sus asociados podrían ser castigadas con multas que van desde los US$250.000 hasta el millón de dólares, e incluso con penas de prisión de hasta 20 años.
El año pasado, la administración Obama, a través de OFAC, también designó a otro salvadoreño como criminal internacional. Se trata de José Adán Salazar Umaña, un empresario de la ciudad de Metapán al que Washington acusa de ser jefe del narcotráfico internacional y sobre quien pesan restricciones financieras similares a las que aplican a los pandilleros y sus socios.
Para el caso de los miembros de la MS13, es poco probable que sus jefes tengan bienes o dineros a los que Estados Unidos les pueda echar la mano, según se desprende de análisis al respecto realizados por agencias como el Departamento de Estado.
Las transacciones financieras ocurren, sobre todo, en pequeñas cantidades y son ejecutadas por familiares de miembros de pandillas que viven en comunidades centroamericanas asentadas en Estados Unidos. “Sí hay envíos y actividades de extorsión, pero no hemos detectado envíos que vayan más allá de los US$2.000”, asegura un policía antipandillas en el condado de Montgomery, Maryland, aledaño a Washington, quien habló desde el anonimato por no estar autorizado a hacerlo públicamente.
Este artículo apareció originalmente en La Prensa Gráfica el 17 de abril de 2015, y fue editado y publicado con permiso. Vea el original aquí.