Documentos desclasificados por el gobierno de Brasil señalan que Estados Unidos subestimó el potencial de los profundos vínculos entre los guerrilleros de la región y los narcotraficantes que hoy en día existen, una afirmación que ilustra más sobre la política de Estados Unidos que las verdaderas creencias del gobierno estadounidense en ese momento.
Los documentos surgieron de una reunión en octubre de 1988 entre los ejércitos de ambos países, en la que funcionarios estadounidenses reconocieron que los grupos de narcotraficantes proporcionaron protección y asistencia a los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Sendero Luminoso en Perú.
No obstante, sobre las preocupaciones brasileñas de que las insurgencias unieran sus fuerzas con estos grupos, O Estadão de São Paulo dijo que las autoridades estadounidenses habían afirmado: "Esta relación tiende a fallar debido a que los objetivos generales de la guerrilla y los narcotraficantes son diferentes".
Los documentos dicen que Estados Unidos estaba más preocupado por el papel del presidente panameño Manuel Noriega en la ruta de suministro de drogas de la región. Catorce meses después de la reunión, infantes de marina estadounidenses invadieron Panamá y derrocaron el gobierno de Noriega.
Análisis de InSight Crime
Funcionarios estadounidenses, en privado, habían expresando su preocupación sobre la guerrilla durante varios años, antes de esa reunión. Aunque no hay documentación que lo respalde, el término "narcoguerrilla" a menudo se atribuye a un embajador de Estados Unidos en Colombia, a mediados de los años ochenta, llamado Lewis Tambs.
El problema es más político que analítico. Estados Unidos no podía y no quería declarar a las guerrillas de Suramérica como un objetivo o una amenaza para sus intereses nacionales. Ya estaba profundamente inmerso en varias guerras de poder en Centroamérica y estaba tratando de mantenerse al margen de entrar en otros conflictos más al sur, sobre todo con el recuerdo de Vietnam todavía fresco.
El foco en la región fue el narcotráfico. No fue sino hasta que comenzó con el multimillonario Plan Colombia en el año 2000, que Estados Unidos catalogó a las FARC como un enemigo e incluso esto condujo a algún tipo de maniobra política.
En todo momento, Estados Unidos ayudó a Colombia y a Perú a combatir a las guerrillas y ha ayudado a diezmar el pie de fuerza de los guerrilleros y sus fuentes de financiación, lo que lleva a muchos a pensar que el cambio de un movimiento político a organizaciones narcotraficantes es ahora inevitable.
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