Las autoridades estadounidenses han expresado su preocupación por el aumento en el consumo de drogas en Argentina y por el crecimiento del crimen organizado local, destacando un problema que está presenciando el comienzo de la migración de estructuras criminales cada vez más sofisticadas.
La subsecretaria adjunta para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Roberta Jacobson, dijo en una conferencia de prensa que el consumo doméstico de drogas en Argentina había "incrementado muy dramáticamente", informó La Nación.
Sus comentarios tuvieron lugar poco después de que el Departamento de Estado de Estados Unidos publicara su "Reporte por países sobre Terrorismo 2013" (pdf). El documento mencionó tanto a las regiones del norte como a la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay como centros para el tráfico de droga y otras formas de crimen organizado, un fenómeno facilitado por la inadecuada vigilancia policial.
A la luz de estos comentarios, el secretario de Seguridad de Argentina, Sergio Berni, dijo que el gobierno aumentará la cooperación con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) para "para cruzar datos y organizar cursos de capacitación", reportó Infobae.
Análisis de InSight Crime
Aunque algunas autoridades argentinas -incluyendo a Berni- continúan minimizando la importancia del tráfico de droga en el país, el informe del Departamento de Estado se suma a una creciente ola de preocupación entre los funcionarios nacionales. El ministro de Defensa dijo a principios de este año que tanto el consumo como la producción representan cada vez cuestiones más importantes, mientras que el gobernador de la provincia de Buenos Aires recientemente dijo que el narcotráfico era el problema más grave del país.
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Existen estadísticas para apoyar estas afirmaciones -el consumo de marihuana, cocaína y éxtasis por estudiantes de secundaria de todo el país aumentó en 200, 170 y 1.000 por ciento respectivamente, entre 2001 y 2011, informó Clarín. En Buenos Aires, los casos de venta y posesión de drogas con intención de suministrar aumentaron en más del doble entre 2006 y 2013.
Argentina es un importante punto de tránsito para la cocaína traficada por los carteles colombianos y mexicanos, y es el segundo mayor consumidor de cocaína de Suramérica, después de Brasil. Los carteles extranjeros han establecido en el país una presencia permanente, y el crimen organizado local ha crecido a medida que el microtráfico se ha intensificado. Los efectos de esto han sido particularmente evidentes en la ciudad de Rosario, al noreste del país, que presentó cifras récord de homicidios el año pasado a medida que las bandas de narcotraficantes se enfrentaban entre si para conseguir el poder del mercado local. Este violento comercio provocó una masiva intervención de las fuerzas de seguridad el mes pasado.
La pandilla de Rosario, "Los Monos", ha dado muestras de un importante nivel de sofisticación y, a pesar de los recientes éxitos en su contra, parece haber migrado hacia el norte, a la ciudad de Santa Fe. Si bien estas bandas parecen seguir siendo independientes, lo más probable es que algún tipo de relación estratégica con los carteles extranjeros presentes en el país surja en el futuro.