Las medidas adoptadas por las autoridades de Honduras para combatir el crimen han recibido el crédito por la tendencia decreciente de la tasa de homicidios, y por la disminución del 75 por ciento en la extorsión, aunque queda por ver si los resultados obtenidos en cualquiera de estas áreas serán sostenibles.
Las últimas estadísticas publicadas por el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH ), muestran una reducción de seis puntos en la tasa de homicidios entre 2012 y 2013, pasando de 85,5 a 79 homicidios por cada 100.000 habitantes, y con el número total de homicidios pasando de 7.172 a 6.757 durante el periodo, informó El Heraldo.
La reducción es en gran parte resultado de una disminución en los homicidios, en los últimos cuatro meses del año, con un promedio de 500 asesinatos al mes, en comparación con 595 durante el resto del año. El descenso coincidió con el despliegue de la nueva Policía Militar de Orden Público (PMOP).
Las autoridades de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) de Honduras, también han anunciado una reducción del 75 por ciento en las extorsiones reportadas desde que el servicio de telefonía celular, en las 24 cárceles del país, comenzó a ser bloqueado el 14 de febrero.
Sin embargo, los reclusos ya están comenzando a intentar contrabandear teléfonos satelitales a la cárcel para hacer frente a la medida, según las autoridades.
Análisis de InSight Crime
La disminución en la tasa de homicidios de Honduras es un avance positivo aunque, pese a la aparente correlación, es demasiado pronto para atribuir esto al despliegue de la policía militar.
El presidente Juan Orlando Hernández probablemente afirmará que la noticia es una señal de avance de su nueva estrategia de seguridad "Operación Morazón”. Sin embargo, aún quedan dudas de que las políticas de seguridad de "mano dura” y la militarización de las fuerzas policiales sean una estrategia eficaz en la reducción del crimen a largo plazo. Estas políticas han sido comunes en Centroamérica, pero en algunos casos, se ha demostrado que pueden aumentar la violencia y fortalecer a las pandillas.
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Sin embargo, las estrategias empleadas por las autoridades hondureñas para contrarrestar la extorsión desde la cárcel, pueden ser un ejemplo de política efectiva que podría fácilmente ser replicada en otros países de Latinoamérica que experimentan niveles similares de extorsión desde las cárceles, tales como Colombia, Guatemala y Venezuela. Pese a lo anterior, esta política tiene alguno obstáculos, como la resistencia de las comunidades que están cerca a las prisiones, que se quejan de la interferencia de la señal de los teléfonos celulares y, como ya ha sucedido en Honduras, el uso de teléfonos satelitales en la cárcel.