La recientemente publicada Estrategia Antinarcóticos Nacional de la Frontera Suroccidental de 2013 de la Casa Blanca, mantiene el cambio de la administración Obama hacia el entrenamiento, desarrollo institucional y la inversión en la sociedad civil, e insta a profundizar la cooperación entre los dos países, pese a recientes tensiones.
El informe (2013 National Southwest Border Counternarcotics Strategy [pdf]) describe nueve objetivos estratégicos, que se centran en el mejoramiento de la interdicción de drogas, armas y dinero en efectivo; esfuerzos para combatir el lavado de dinero, el desmantelamiento de las organizaciones narcotraficantes que operan en la región fronteriza, el desarrollo de comunidades "fuertes y resistentes"; y en mejorar la cooperación bilateral antinarcóticos.
El plan reitera la reorientación estadounidense de las prioridades de la Iniciativa Mérida, alejándose de proporcionar equipo de seguridad y yéndose en dirección hacia la construcción de instituciones, capacitación y asistencia técnica judicial para la fuerza pública, y el aumento del apoyo a organizaciones de la sociedad civil que trabajan los Derechos Humanos y el imperio de la ley. La ampliación de la iniciativa también incluye la asistencia a las autoridades locales a nivel estatal en vez de trabajar únicamente en el ámbito federal.
En línea con el objetivo del gobierno de Obama, de avanzar hacia una política antinarcóticos más humanista, también hay planes para fortalecer a las comunidades en la región fronteriza, dedicando recursos a la lucha contra el abuso de sustancias y la violencia a través de programas de salud y educación.
El informe también presta especial atención a incrementar el intercambio de información de inteligencia entre Estados Unidos y México, programando para convertir al Centro de Inteligencia de El Paso (El Paso Intelligence Center - EPIC) en un "nodo clave" para la inteligencia.
Análisis de InSight Crime
El informe estratégico de la Casa Blanca contiene algunas sorpresas, y se basa claramente en la separación de Obama de políticas centradas casi exclusivamente en la seguridad para incluir cuestiones sociales más amplias que alimentan al crimen organizado y el narcotráfico.
Un aspecto llamativo es el compromiso continuo en la estrecha cooperación con México. Esta sección del informe no muestra ningún indicio del intercambio retórico que ha rodeado al debate bilateral sobre las políticas de seguridad del nuevo presidente de México: Enrique Peña Nieto.
La elección de Peña Nieto provocó preocupaciones entre los líderes políticos de Estados Unidos, sobre las intenciones del nuevo mandatario de mover las prioridades lejos de las detenciones y los decomisos de drogas, y hacia la reducción de la violencia, y también ha habido informes de las tensiones entre el gobierno entrante y funcionarios estadounidenses sobre el nivel de participación de Estados Unidos en las políticas de seguridad mexicanas.
No obstante, la estrategia de Estados Unidos no muestra ningún signo de esta fricción, y sólo expresa el deseo de incrementar la cooperación, lo cual es probable que sea verdad, pese a murmullos públicos.