Las autoridades en Cali, Colombia han atribuido una disminución en los homicidios a una combinación de medidas de seguridad ciudadana y a una mayor presencia de las fuerzas de seguridad, destacando las estrategias eficaces que parecen haber ayudado a reducir la violencia en una ciudad plagada por los enfrentamientos entre grupos criminales rivales.
Según las cifras del gobierno local, entre enero y junio de este año los homicidios en Cali se han reducido en casi un 27 por ciento, en comparación con el mismo período de 2013. Funcionarios del gobierno local han atribuido la reducción a varias estrategias de seguridad implementadas en 2013, incluyendo una campaña de desarme, toques de queda en algunos barrios de la ciudad (conocidos como comunas), las patrullas militares, y los programas para jóvenes en las zonas vulnerables, informó el País.
El trabajo de Unipol, una unidad de la policía nacional dedicada a investigar a los jefes de los grupos criminales, también ha ayudado a la reducción de la violencia.
Varios de los programas de seguridad se pusieron en práctica en noviembre de 2013, el mismo mes en que los mismos homicidios comenzaron a caer, informó Entorno Inteligente. Las estrategias de seguridad implementadas en las tres comunas con el mayor número de homicidios en 2013 han permitido que estos tres distritos se ubiquen entre los diez con la mayor reducción en los asesinatos durante el año.
Según el secretario de Gobierno, Carlos José Holguín, la cifra de homicidios registrada entre enero y junio de 2014 es la más baja de cualquier período de seis meses durante los últimos seis años.
Análisis de InSight Crime
La guerra criminal por el control de Cali librada por pandillas callejeras y estructuras criminales conocidas como "Oficinas de cobro", que actúan en nombre de organizaciones criminales más grandes, como los Rastrojos y los Urabeños, ha hecho que Cali se tome el título de la ciudad más violenta de Colombia.
Aunque presuntamente los líderes de los Urabeños y los Rastrojos llegaron a un pacto para poner fin a las hostilidades en diciembre de 2013, es poco probable que el acuerdo haya tenido un gran impacto sobre las tasas de homicidio. A diferencia de Medellín, donde un pacto entre los Urabeños y la Oficina de Envigado condujo a una disminución significativa de los asesinatos, el panorama criminal en Cali está más fracturado, algunas facciones disidentes de los Rastrojos no jugaron ningún papel en el pacto y hay otros actores criminales importantes que también están luchando por el territorio.
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La reciente disminución de la violencia ofrece evidencia preliminar de que las estrategias de seguridad implementadas en Cali han tenido un relativo éxito. En lugar de centrarse exclusivamente en aumentar la presencia de las fuerzas de seguridad, las autoridades han combinado esta línea dura con programas más blandos destinados a mantener a los jóvenes alejados de la delincuencia, lo que debería tener un impacto a largo plazo. También se han implementado iniciativas que ya habían sido probadas en el pasado, como el programa de desarme, que ha demostrado ser exitoso en Medellín y Bogotá.
Sin embargo los retos continúan, especialmente en el proceso judicial -la tasa de impunidad de homicidios en Cali todavía es cercana al 80 por ciento según funcionarios locales. Además, la eficacia a largo plazo de las políticas no puede ser juzgada adecuadamente hasta que el incremento de las fuerzas de seguridad haya terminado y los niveles policiales vuelvan a sus niveles de largo plazo.