Aproximadamente la mitad de la policía del estado de Tamaulipas, al norte México, ha reprobado los exámenes de control de confianza, la mayoría debido a vínculos con el crimen organizado o el consumo de drogas, lo que resalta el grado debilitante de la corrupción de la policía, en una región que lucha actualmente contra la violencia fuera de control, resultado de la guerra contra las drogas.
En respuesta a un reciente repunte en la violencia, atribuido a enfrentamientos entre facciones rivales del Cartel del Golfo, el gobierno del estado de Tamaulipas ha acelerado el examen de la policía local, con el objetivo de completar el proceso en octubre.
Hasta el momento, aproximadamente la mitad de todos los policías que han tomado el examen han reprobado, con un funcionario diciendo que entre el 40 y el 60 por ciento de estos casos los oficiales reprobaron debido a vínculos con el crimen organizado o al abuso de drogas. Sólo en marzo, 408 funcionarios -el 58 por ciento de los policías municipales sometidos a los exámenes- reprobaron, informó Milenio.
La violencia también ha provocado una reacción por parte de las autoridades federales. El 13 de mayo, el gobierno federal anunció una nueva estrategia de seguridad en Tamaulipas, la cual desplegará personal militar y de la policía federal en todo el estado.
Análisis de InSight Crime
El aumento de la violencia causada por las luchas de poder del Cartel del Golfo provocó al menos 70 asesinatos en abril, y 25 en los diez primeros días de mayo.
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La capacidad del gobierno mexicano para combatir esta ola de violencia se ha visto seriamente obstaculizada debido a la rampante corrupción en las fuerzas policiales estatales y municipales. El 5 de mayo, el jefe de investigaciones de la policía estatal, Salvador de Haro Muñoz, fue emboscado y asesinado en un hecho supuestamente orquestado por sus propios agentes. Al parecer, fue asesinado por investigar vínculos entre la policía de tránsito de Ciudad Victoria, la capital del estado, y organizaciones criminales. Poco antes de su muerte, una veintena de agentes del tránsito fueron detenidos por trabajar con un grupo criminal local.
Los problemas a los que se enfrentan las autoridades federales en Tamaulipas están lejos de ser únicos. Una purga policial similar ocurrió en el estado costero de Michoacán en 2013, poco después de que las fuerzas federales tomaran el control de Lázaro Cárdenas, un puerto controlado por los Caballeros Templarios. En noviembre, 700 agentes de la policía de Michoacán fueron despedidos o degradados por haber reprobado el exámen de control de confianza.
El gobierno mexicano aún no ha anunciado cuánto tiempo permanecerán las fuerzas federales de seguridad en Tamaulipas, ni cómo planean reemplazar la mitad de la fuerza policial del estado.