El exdirector antinarcóticos de República Dominicana fue sentenciado a 20 años de cárcel por robo de cocaína en un caso que ilustra cómo los agentes estatales corruptos en la isla pueden convertirse en narcotraficantes.
El exdirector de la Dirección Central Antinarcóticos (Dican) Carlos Fernández Valerio fue condenado por el robo y presunta intención de venta de unos 950 kilogramos de cocaína, según una nota de Listin Diario.
La corte también repartió sentencias de 10 a 20 años a exfiscales, un exalcalde y miembros del ejército, incluido un exteniente coronel y un anterior asistente del director de la Dican.
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Los sujetos fueron acusados de robar más de una tonelada de cocaína que se había incautado en operativos de la Dican. También se les acusó de lavado de dinero, apropiación indebida y falsedad en documento público, según informes de Periódico Hoy.
Fernández fue arrestado en diciembre de 2014 luego de investigaciones por decomisos de cocaína faltantes, y se le formularon cargos en enero de 2015.
Análisis de InSight Crime
La notoria corrupción de las fuerzas de seguridad en República Dominicana es reconocida en toda suerte de actividades de crimen organizado, desde sicariato hasta narcotráfico local e internacional. La corrupción de las autoridades ha facilitado que la nación isleña ocupe el lugar de uno de los principales puntos de tránsito de la región para las drogas con destino a Estados Unidos y Europa.
Quizás una causa de preocupación aún mayor es que las fuerzas de estado parecen estar asumiendo un rol más independiente en actividades de crimen organizado.
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Antes de que estallara el escándalo de la DICAN, los incidentes de corrupción muchas veces implicaban a funcionarios de bajo a mediano rango que trabajaban en colaboración con grupos criminales. Sin embargo, la estructura de la DICAN tiene las características de una empresa más organizada dirigida por agentes estatales. Se ha descrito a Fernández como el líder de una red criminal que involucraba a casi dos docenas de agentes del gobierno que robaban cargamentos de drogas decomisadas y luego los vendían a narcotraficantes internacionales o pandillas de drogas dominicanas. La Dican ha sido descrita desde entonces como el mayor cartel de microtráfico del país.
Casos anteriores también sientan un precedente de esta corrupción en la cúpula. Una década antes de que se desmontara la red de la Dican, el capitán retirado del ejército Quirino Paulino —uno de los mayores narcotraficantes de República Dominicana— fue extraditado a Estados Unidos por el tráfico de 30 toneladas de cocaína al país.
La posibilidad de que las fuerzas de seguridad pública estén formando operaciones de narcotráfico independientes indica que las ya débiles instituciones nacionales están perdiendo la batalla contra la penetración del crimen organizado. Este es un prospecto especialmente desconcertante, pues la importancia de República Dominicana en las rutas internacionales de narcotráfico bien puede estar en ascenso.