Los intentos de los Caballeros Templarios, de extorsionar a una empresa que va a construir una prisión federal en el estado de Michoacán en México, han llevado a los trabajadores a abandonar el lugar por las amenazas, resaltando el alcance del poder del grupo y su uso de la extorsión, tanto por control como para obtener ganancias.

El contrato para la prisión, ubicada en “Tierra Caliente”, la región de Buenavista Tomatlán plagada de violencia, fue otorgado a la empresa nacional Prodemex bajo la administración anterior.

Los lugareños informaron que los Caballeros Templarios exigieron US$1,5 millones a cambio de permitir trabajar a la empresa en la zona. Cuando la empresa se negó a pagar, el grupo comenzó a aterrorizar a los trabajadores, deteniendo el proyecto y causando la renuncia de numerosos trabajadores.

Milenio entrevistó a un ingeniero que había participado en el proyecto, quien dijo que el grupo había amenazado con encontrar a sus familias, dejó mensajes amenazantes en sus hoteles y hasta los siguió. Un líder de la autodefensa local dijo que los Caballeros Templarios habían matado a dos trabajadores.

El nuevo gobierno dice que la construcción continúa como estaba previsto y que no han tenido nuevas denuncias desde que aumentaron la seguridad para el proyecto. Milenio, no obstante, afirma que la obra está casi completamente abandonada.

Análisis de InSight Crime

Cuando los Caballeros Templarios aparecieron por primera vez en el estado de Michoacán en 2011, afirmaron que protegerían a la población de la extorsión, el secuestro, el robo y los grupos rivales. Desde entonces, los Caballeros han tomado el control de gran parte del occidente del valle de Tierra Caliente, pese a que su dominio está siendo desafiado por grupos locales de autodefensa.

Esta no es la primera vez que los Caballeros Templarios han sido acusados de extorsionar a una importante empresa: en 2012, el grupo fue presuntamente responsable de varios ataques contra una subsidiaria de PepsiCo en Guanajuato y Michoacán, los cuales, según las autoridades, fueron motivados por la extorsión, aunque la empresa lo negó. Junto con los Zetas y el Cartel del Golfo, se cree que el grupo es también uno de los principales grupos que extorsionan las operaciones mineras en México. La extorsión por parte de grupos criminales ha obligado a una serie de empresas extranjeras a abandonar el país.

A medida que los carteles tradicionales se han fragmentado, los diferentes grupos criminales mexicanos que luchan por los recursos se han diversificado cada vez más hacia otras actividades distintas al narcotráfico. Este patrón también se ha visto en Colombia, donde la extorsión con ánimo de lucro se ha convertido en una empresa criminal importante.

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