Miembros de la pandilla de prisión PCC de Brasil parecen estar detrás de un repunte en la actividad criminal en el oriente de Paraguay, hecho que ilustra el uso que da la organización criminal a la región fronteriza, una zona sin ley utilizada para reagruparse y realizar operaciones ilegales.
Un grupo compuesto por cerca de 20 criminales —la mayoría de ellos miembros del Primer Comando Capital (PCC) de Brasil— han estado robando bancos, cajeros automáticos y vehículos blindados en los departamentos orientales de Paraguay, informó ABC Color.
La banda, que presuntamente es dirigida por un criminal paraguayo llamado Amado Ramón Benítez, es acusada del ataque realizado el 31 de marzo contra dos vehículos blindados de la empresa Prosegur, en el que dos coches llenos de hombres armados intentaron interceptar y saquear los vehículos en una carretera en el departamento de Alto Paraná.
En junio de 2014, 11 de los miembros del grupo escaparon de una cárcel en Brasil y buscaron refugio en Ciudad del Este, Paraguay. Otros siete miembros del grupo —que se escaparon de la misma prisión— se unieron a los fugitivos cuatro meses más tarde, informó ABC Color.
Casi inmediatamente después de su fuga, los 18 criminales empezaron a trabajar para Ramón Benítez, y el número de asaltos a vehículos blindados, cajeros automáticos e instituciones financieras comenzó a aumentar en Alto Paraná, así como en la región central de Paraguay, donde está ubicada Asunción, la capital del país.
Las autoridades paraguayas dicen que la pandilla coordina y planea sus robos con el apoyo de grupos criminales locales.
Análisis de InSight Crime
El crimen organizado de Brasil ha tenido presencia durante varios años en la región fronteriza de Paraguay, a donde es atraído por la débil aplicación de la ley, la corrupción institucional y la abundancia de marihuana. Tanto el PCC como el Comando Vermelho (CV) —las dos principales pandillas de las prisiones de Brasil— utilizan la zona para realizar operaciones de tráfico de drogas. La agencia antidrogas de Paraguay ha informado que el CV envía una tonelada de cocaína desde Paraguay a Brasil cada mes; además, ambos grupos están fuertemente involucrados en el comercio de marihuana paraguayo.
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Sin embargo, como lo demuestra este último caso, la importancia de Paraguay para el crimen organizado de Brasil no se limita a la producción y el tráfico de drogas. Aunque no es claro si el grupo de ladrones armados opera de manera independiente o bajo las órdenes de los líderes del PCC, según los informes, las organizaciones criminales brasileñas han venido estableciendo presencia permanente en Paraguay. Estos grupos construyen redes de apoyo local, y utilizan la ilegalidad y la impunidad de la región fronteriza para escapar de la persecución en Brasil y realizar actividades ilegales.